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Incansable, llama una, dos, tres… diez veces. María Teresa no se da por vencida y busca a su Enrique, refugiado en la casa de un amigo luego de una crisis matrimonial. Sin la voz de su amado del otro lado del teléfono, la mujer se descarga con la contestadora, en un monologo imperdible en el que por momentos se la nota desesperada y por otros reflexiva. La situación que podría asemejarse a cualquier pelea de pareja, es furor en Internet. ¿Cómo? El audio, hallado en un contestador automático comprado en 2002 en un mercado de pulgas, llegó a manos del director Javier “El Niño” Rodríguez quien, junto a un equipo de colaboradores, creó el corto “Ni una sola palabra de Amor”, fusionando las voces reales y la -gran- actuación Andrea Carballo.
El video se viralizó rápidamente en la web y generó un sinfín de preguntas: ¿Existen María Teresa y Enrique? ¿Qué motivo la crisis y la desesperación de la mujer? ¿Hubo reconciliación? ¿Siguen siendo pareja? Ahora, varios de estos enigmas quedaron resueltos. El portal del diario Clarín encontró a los verdaderos protagonistas de esta peculiar historia y ellos mismos se encargaron de aclarar los tantos.
“Ese casette es del 98. Nos habíamos peleado y me fui al departamento de un amigo en Olivos, el teléfono era de ahí”, precisa Enrique, para luego darle pie a otro monologo de María Teresa: “Es la historia de un matrimonio de 30 años y los 10 llamados fueron un punto, un episodio. Yo le había dado un raje violento pero necesitaba que volviera. Siempre digo que si viene Campanella y me pregunta sobre la historia, hacemos una película ya. Uno piensa que era un drama amoroso pero había otras connotaciones, problemas financieros…”.
Desde su casa de Mar del Plata, la mujer también dio detalles de su cambio de actitud cuando -por fin- escuchó la voz de Enrique del otro lado de la línea. “En ese momento estaba ansiosa porque había urgencias para resolver y había tomado la decisión de echarlo; pero no era lo que quería. Son esas ambivalencias que también tenemos las mujeres, por eso el cambio del tono de voz cuando me atiende. Si yo seguía con el mismo tono, él no iba a venir”, remarca.
María Teresa asegura que no se reconoció cuando vio el video y escuchó el audio por primera vez. “Al principio lo noté como una persona que llama por teléfono e insiste para comunicarse con el otro. En realidad fue eso, una serie de llamados míos durante el día”, sostiene. Y agrega: “No le reconocí la voz, sí dije qué casualidad un Enrique y una María Teresa. Después de verlo dos o tres veces en varios canales de televisión me pareció que era mi voz y llamo a Enri, y el digo, che, me parece que somos nosotros. Como veía la cara de la chica, no me daba cuenta que era yo, hasta que me llamó mi hermano en ese ínterin y confirmé que éramos nosotros”.
A la hora de analizar el corte, fue categórica: “Me encantó y nos reímos mucho con Enrique. Vimos que el corto tenía premios, que el director lo hizo muy bien y el rol de la chica también está muy bien logrado. Ella no es parecida a mí en la personalidad porque yo tengo una bastante más fuerte de la que se ve. Pero está muy bien”.
A 15 años de su peculiar diálogo con la contestadora automático, María Teresa precisa que “las cosas con Enrique no están muy cambiadas”. “Yo sigo siendo la que reclama, la que habla. Después de años asumí ciertas cosas mías y también de él. Cuando uno arma su propio mundo, el que te acompaña a lo mejor tiene ese lugar y punto. Qué vas a reclamar…puteás un poco y nada más”.
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