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Homenajes a Sandro a 68 años de su nacimiento

Fanáticos del ídolo donaron a la maternidad Sardá elementos colectados durante una caravana que cubrió gran parte de la ciudad de Buenos Aires.

 

Sandro

Fanáticos de Sandro realizaron este lunes una caravana desde Banfield hasta el microcentro porteño, que incluyó una colecta de pañales y leche en polvo para la Maternidad Sardá y culminó con una suelta de globos con mensajes al cielo para Roberto Sánchez, en el día en que hubiese cumplido 68 años.

Sus «nenas», pero también una nutrida cantidad de hombres que siguieron con la misma pasión la carrera del cantante, comenzaron el recorrido cerca de las 10 en la Plaza «Roberto Sánchez», ubicada en Banfield.

Unos diez autos decorados con afiches y banderas que recuerdan al ídolo y un colectivo que el municipio de Lomas de Zamora puso a disposición de los fans recorrieron puntos emblemáticos en la vida de Sandro, como su casa de la infancia, de Valentín Alsina, el barrio de Lanús y también «El Castillo», un edificio ubicado en Pompeya donde tuvo durante algunos años su productora Excalibur.

Al llegar a la Maternidad Sardá, junto con Pablo -el hijo de Olga Garaventa, viuda de Sandro-, entregaron las donaciones mientras los enfermeros y médicos se asomaban por la ventana aplaudiendo y sacando fotos, agradecidos.

Luego, en un recorrido que Télam realizó con Stella, Patricia, Inés y Elba, bautizadas por Sandro como las «chicas del garaje» porque tras los recitales del Gran Rex lo esperaron todas noches en el estacionamiento del teatro para saludarlo, la caravana pasó por los teatros en donde el artista rompió records, como el Gran Rex, el Opera y el Luna Park.

Ya en Florida y Córdoba, unas 200 personas con prendedores, remeras, banderas o vinchas alusivas y junto a Alejandro Salade, el curador de la muestra “Yo, Sandro”, realizaron una gran suelta de globos rojos que llevaban atados pequeños mensajes dirigidos a Roberto Sánchez, escritos por los fans.

Cuando los globos se perdían en el cielo una multitud emocionada le cantó el feliz cumpleaños a Sandro, pero los aplausos siguieron ya que un taxista que había estacionado su auto para ser parte del festejo encendió sus parlantes y surgió la voz del ídolo.

«Una muchacha y una guitarra” comenzó a sonar, recordándoles a los fans lo que Roberto Sánchez siempre deseó: «no quiero que me lloren cuando me vaya a la eternidad».

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