El Comité de Descolonización de la ONU pidió hoy una vez más a Reino Unido y Argentina que reanuden las negociaciones para encontrar «a la mayor brevedad posible» una solución «pacífica» a la controversia sobre la soberanía de las islas Malvinas.
En una resolución avalada por Bolivia, Chile, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela y aprobada por consenso, el Comité reiteró que la manera de poner fin a la cuestión de las Malvinas es a través de una solución «pacífica y negociada» entre los Gobiernos de Argentina y Reino Unido.
El comité insistió además en su firme apoyo a la misión de buenos oficios del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para ayudar a las partes a cumplir lo solicitado por la Asamblea General y decidió mantener en examen la cuestión de las Islas Malvinas con sujeción a las directrices que ha dado y pueda dar la Asamblea General.
La delegación argentina en el foro de la ONU estuvo integrada por los gobernadores Fabiana Ríos (Tierra del Fuego), Antonio Bonfatti (Santa Fe) y Maurice Closs (Misiones), así como por la embajadora en nuestro país ante la ONU, María Cristina Perceval.
La comitiva fueguina, encabezada por la gobernadora Ríos, se completó con un grupo de legisladores, e integrantes del Centro de Veteranos de Guerra Malvinas Argentinas de Río Grande.
Acompañaron asimismo el reclamo por la Cuestión de las Islas Malvinas, los senadores Marina Riofrio (FpV, San Juan), Osvaldo López (ARI, Tierra del Fuego) y Rubén Giustiniani (Partido Socialista, Santa Fe), los diputados Guillermo Carmona (FpV), Carlos Heller (FpV), Juan Carlos Zabalza (Partido Socialista) y Pablo Tonelli (PRO), mientras que la Unión Cívica Radical no envió ningún representante.
La sesión, contó también con la participación de los peticionarios, María Angélica Vernet, tataranieta de Luis Vernet (autoridad a cargo de la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas al momento de la usurpación británica en 1833) y Alejandro Betts, argentino nacido en Malvinas y residente en la provincia de Córdoba desde la década de los ´80.
La Resolución
El proyecto de resolución fue presentado por el embajador de Chile ante la ONU, Octavio Errázuriz, quien subrayó que la única vía para resolver este conflicto es sentándose a negociar y recordó el apoyo «unánime» de la comunidad latinoamericana a las resoluciones de Naciones Unidas que instan a ambas partes a iniciar un diálogo.
La resolución lamenta que pese al amplio respaldo internacional a una negociación entre Reino Unido y Argentina que incluya «todos los aspectos» sobre el futuro de las islas, «aún no hayan comenzado a aplicarse las resoluciones de la Asamblea General» sobre esta cuestión.
Antes de aprobarse el texto, el ministro de Exteriores argentino, Héctor Timerman, volvió a pedir al Gobierno británico que se siente a negociar «hoy mismo» y «sin exigencias» una solución pacífica al largo conflicto sobre la soberanía de las islas Malvinas.
El canciller afirmó además que «hoy queda en evidencia que el anacrónico conflicto colonial y la obstinación en rehusar el llamado al diálogo irrita a cada vez más países que se manifiestan en diferentes foros internacionales y que la usurpación de los territorios no solamente ofende a la Argentina sino a toda la región, pues reconoce la causa como propia».
Timerman dijo, al participar del Comité de Descolonización de la ONU donde fue abordada la disputa por la soberanía de las islas Malvinas, que el «silencio» y la «ausencia» de Gran Bretaña en la sesión «ponen en evidencia ante la comunidad internacional su negativa a acatar las resoluciones de Naciones Unidas, escudándose en una alegada voluntad de la población que implantó artificialmente en territorio argentino».
El titular del Palacio San Martín explicó a los presentes que «Gran Bretaña ocupa las Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes por su valor estratégico y por la apropiación ilegítima de sus recursos naturales».
«Esos motivos y no otros son las verdaderas razones de la presencia militar británica en el Atlántico Sur», señaló.
La controversia
En manos británicas desde 1833, las Islas Malvinas fueron objeto de una corta pero sangrienta guerra lanzada en abril de 1982 por Argentina y que concluyó en junio de ese año con la victoria del Reino Unido. El enfrentamiento dejó 649 argentinos y 255 británicos muertos.
El año pasado, y en ocasión del 30 aniversario de la guerra, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner lideró la delegación argentina ante el Comité de Descolonización de la ONU, convirtiéndose así en la primera mandataria en presentarse ante este organismo.
El gobierno argentino lleva adelante desde hace unos dos años una agresiva campaña internacional para exigir al Reino Unido un diálogo bilateral sin la participación de los isleños.
Kirchner pidió incluso en abril al recién elegido papa Francisco, de nacionalidad argentina, que intercediera para que pudiera llevarse a cabo ese diálogo.
Pero en mayo pasado el gobierno británico reafirmó que protegerá el derecho de autodeterminación de los habitantes de las Malvinas y de Gibraltar, este último territorio reivindicado por España.
Durante la reunión de este jueves, el canciller Timerman rechazó la legalidad del referéndum efectuado en marzo pasado entre los isleños, que votaron abrumadoramente (99,8%) a favor de seguir siendo territorio del Reino Unido.
«Se trata en realidad de una encuesta organizada por el gobierno británico para que un puñado de ciudadanos británicos afirme que quiere que el territorio que fue ocupado militarmente sea reconocido por el mundo como británico», dijo.
«La parte británica se encuentra sin excusas para continuar evadiendo el diálogo y por ello recurrió a un nuevo intento de manipulación de la cuestión Malvinas al pretender transformar al ocupante colonial en víctima y al país cercenado de parte de su territorrio en el victimario», agregó.
También presente en la sede de la ONU, Mike Summers, miembro de la Asamblea Legislativa de las Falklands Islands (tal como la denominan los británicos), defendió por su lado el resultado del referéndum, reiterando el derecho de los isleños al principio de autodeterminación, y afirmó que Argentina «es una potencia colonial aspirante».
Summers criticó además al Comité de Descolonización por no «escuchar a los habitantes de las Malvinas», advirtiendo que corre así el riesgo de convertirse en un «anacronismo irrelevante».
Menos de 2 millones de personas viven bajo dominio colonial en los 16 territorios no autónomos que quedan en el mundo, según el Comité de Descolonización de la ONU, presidido actualmente por el ecuatoriano Diego Morejón Pazmiño.
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