No sólo los contratos de obra pública del empresario kirchnerista Lázaro Báez y su meteórico enriquecimiento suscitan sospechas. También las inversiones que hizo en el sector hotelero.
Tres casos emblemáticos muestran esta otra vertiente de sus negocios en el Sur, teñidos también por irregularidades: en Tierra del Fuego, una licitación hotelera terminó con un reporte de operación sospechosa en la Unidad de Información Financiera (UIF), el máximo organismo oficial de lucha contra el lavado de activos.
El INFUETUR denunció en 2009 ante la agencia antilavado presuntas irregularidades en una licitación ganada por la firma Hostería Petrel SA, en la cual Báez y su hijo Martín figuraban como accionistas. La licitación se había hecho en 2008, en Tierra del Fuego, y otorgaba la concesión de una propiedad del gobierno provincial que lleva el mismo nombre que la SA adjudicataria. Lo insólito es que la firma Hostería Petrel SA había competido con la empresa Badial SA; es decir, Báez había competido contra sí mismo.
Por ello se frenó la adjudicación de la hostería, ubicada sobre el lago Escondido, a 60 kilómetros de Ushuaia, el Tribunal de Cuentas fueguino reveló que la empresa ganadora, además, no contaba con los fondos patrimoniales para la inversión exigida.
Según el pliego, debía invertir 1.600.000 pesos. El presidente de Hostería Petrel SA, Alfredo Zárate, comunicó que el patrimonio de la sociedad era negativo en 186.150 pesos, pero sumó las certificaciones contables de dos de sus accionistas, quienes darían el respaldo patrimonial de la inversión con la «tenencia física» de 11.100.000 pesos. Los accionistas eran Báez y su hijo Martín, y las certificaciones contables llevaban la firma del contador César Andrés.
Mientras tanto, la hostería Petrel, que sigue aún sin explotación comercial, atraviesa un nuevo proceso licitatorio que hoy quedó desierto.
Comentarios