En el siglo XIX, hubo quien por azar tendría la histórica misión de coser la bandera argentina que se enarbolaría por primera vez a orillas del río Paraná entre las baterías de artillería “LIBERTAD” e “INDEPENDENCIA”, el 27 de febrero de 1812. Esa mujer se llamaba María Catalina Echevarría de Vidal, quien solo después de dos siglos sería recordada por una placa conmemorativa cerca del Monumento a la Bandera en la ciudad de Rosario.
El nuevo aniversario de nuestra bandera, despierta la reflexión acerca de todos los anónimos que honraron y honran la preciosa enseña argentina, conformando ese símbolo celeste y blanco que nos hincha el pecho de emoción; al verla flamear oyendo el Himno Nacional Argentino ó al oír la oda escolar que recitan en el jardín de infantes : “banderita, yo te cuidaré”.
La bandera es aquella que flamea en los estadios de fútbol tanto como la que enarbolan en Plaza de mayo los Qom, esperando los reciba la Presidente de la Nación… Es la que honran los cinco premios Nobel del país; y Favaloro, Mesi, Francisco y todos los argentinos que cada día trabajan con la esperanza de un futuro mejor para todos, es la que flamea en las escuelas desde la Puna a los Antartandes, desde el mar argentino a la cordillera … Es la bandera a la cual la clase 63 le juró: “defenderla hasta perder la vida”…
Maria Catalina dispuso voluntad y virtud en coser esa bandera, sin conciencia de su acto trascendente, simplemente accedió al pedido de Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, ese Hombre honrado que murió pobre y enfermo, que soñó y luchó por la Patria grande aquella, ésta nuestra, por la que tantos hoy juran, en vano…
Cada día el pueblo argentino “cose” la bandera igual que María Catalina. Habrá quienes la harán jirones, la mancharán y la pisotearán pero sin duda deberemos seguir adelante en el paciente acto de cumplir con el pedido que esta vez nos reclaman nuestros hijos y todos nuestros muertos … Solo así habremos honrado la bandera.
Ana Berbel (especial para radiofueguina.com)
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