Los últimos acontecimientos que sucedieron con la toma de la Casa de Gobierno nos da la pauta que los sectores de la sociedad fueguina, aquellos con enorme responsabilidad institucional siguen ajenos a una situación de extrema gravedad para las instituciones.
Por el contrario, pareciera que cada vez más le hacen el honor a los pingüinos del escudo provincial que se muestran impávidos, mirando uno para cada lado.
Un gobierno soberbio que no pudo, no supo o no quiso, abrió las puertas a la violencia sindical que muy lejos de sus bases, ingresaron al edificio gubernamental como una horda descontrolada poniendo en jaque la gobernabilidad e institucionalidad de un representante democráticamente elegido por los votos de la ciudadanía.
Si hablamos de los ausentes hay un poder judicial (fiscales y jueces) que se colocó en el rol de espectador de lujo, pero sin observar que se estaba cometiendo el delito de sedición o al menos coacción agravada contra el gobierno legalmente constituido, sumando lesiones graves, atentado y resistencia pública, daños y cuantos delitos más de los que la justicia para no estar enterada, aunque se han presentado las denuncias pertinentes
Los grandes ausentes fueron los partidos políticos que no defendieron la institucionalidad, la democracia y un valor fundamental como lo es la paz social en la provincia.
La mayoría de los referentes políticos de la provincia solamente opinaron por las redes sociales, no estuvieron a la altura de la circunstancias como es defender las instituciones de poder establecidas en la constitución nacional y provincial. Solo un par de tibios comunicados del MPF y de la UCR dieron cuenta de la existencia de los partidos políticos que solo aparecen a la hora de salir a buscar los votos del electorado.
¿Dónde está el Frente para la Victoria y sus legisladores?, ¿Dónde los jueces y fiscales?, ¿Dónde las instituciones intermedias? Nadie les pide que se pongan de un lado o del otro, sólo que sean custodios fieles de la Constitución, como lo han jurado cínicamente cuando asumieron sus cargos.
El temor a aparecer como apoyando a un gobierno cuestionado o de un gremio agotado en su dirigencia los hizo sumirse en el mutismo cuando toda la sociedad espera de ellos una actitud de grandeza y de defensa de la Constitución.
La mala gestión de gobierno, que sin escuchar a la gente y sumido en su propio entorno, hizo que se encontraran solos ante tamaña expresión de intolerancia de una dirigencia gremial a la cual no le importa el conjunto de la sociedad y mucho menos a sus educandos.
Insisto, el Gobierno cerrado solamente a su entorno de funcionarios, no convocó a los partidos políticos, solamente se limitó a esperar a que se expresaran a su favor sin dar un guiño a la oposición para que se sumara a defender las instituciones.
Seguramente hay miles de críticas contra el gobierno, ese no es el centro de la discusión, el centro de cuestión hoy es preservar la paz social y resguardar a las instituciones de una provincia que no crece porque vive siempre de lo que pasa en la coyuntura y que no proyecta un estado a 20 o 30 años vista.
Se le pide participación a la sociedad. ¿Qué compromiso podemos esperar de los gobernados si los dirigentes solo dan muestra de egoísmo, especulación y una falta de compromiso que infunde más temor que la propia violencia de algunos inadaptados?
Las horas que vienen serán fundamentales para hacer un pronóstico sobre nuestro propio destino, el que por ahora parece condenado a la anarquía y a la violencia como método para dirimir las controversias.
Da miedo pensar que estos mismos personajes van a salir dentro pocos días (si no lo están haciendo ya) a buscar los votos necesarios para seguir encaramados en la lucha por el poder.
¿Qué pergaminos pueden mostrar si ante la crisis se esconden bajo las sábanas o miran detrás del vidrio como las instituciones están al borde del abismo?
Ni la economía ni el futuro, ni los conflictos sociales, nada se puede esperar que aporten al bien común si no son capaces de estar a la altura de las circunstancias cuando la propia institucionalidad está en juego. Es triste decirlo, pero esa es la dirigencia que tenemos. Así siempre van a salir airosos los violentos y los corruptos. Que no quieran engañarnos después con sanatas y discursos premoldeados. Definitivamente, hoy dan ganas de decir, como en el 2001 que se vayan todos, pero que se vayan en serio. Y que no quieran volver
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