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Un Héroe de Guerra en el cementerio de Río Grande

La apasionante historia de Emil Slatynski, un soldado polaco que combatió en las dos guerras mundiales, vivió a orillas del lago Khami y hoy ocupa una olvidada tumba en la necrópolis riograndense, con el riesgo de ser incinerado.

Tiempo atrás Roberto Berbel, residente en la cabecera del lago Fagnano, rescató de una hoguera vecina en la que se deshacían de “cosas viejas”,  un álbum de fotografías antiguas de una persona hasta entonces desconocida. El cual conservó hasta que un día, casual o causalmente, llegó un correo electrónico a la Dirección de Turismo de Tolhuin, en el cual solicitaban información desde la lejana Polonia, sobre un antiguo poblador que a mediados del siglo XX había residido en el entonces Lago Khami, se llamaba Emil Slatynski.

Con sorpresa para él y el remitente, se dio la oportunidad de regresar ese álbum a Polonia. A vuelta de correo tiempo después, recibiría a cambio del gesto, un libro que relata la vida heroica del personaje que resultó ser un combatiente de la Primera y la Segunda Guerra Mundial. ( www.emilslatynski.pl)

Según da cuenta la excelente base de datos que provee el CEMLA (Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos), el antiguo poblador Emil Slátynski llegó al puerto de Buenos Aires en el buque “Campana” un 18 de enero de 1949. Declarado soltero y de profesión ingeniero agrícola, su biografía cuenta que desembarcó llevando como todo equipaje una maleta, una escopeta y dos perros labradores. En una esquela que remite a sus parientes en Europa desde Ushuaia, relata durante el invierno de aquel año lo duro que es vivir en estas latitudes pero a la vez el bienestar que siente por su elección, refiriéndose a un proyecto de silvicultura, el cual en parte lleva adelante tiempo después estableciéndose en la cabecera del Lago Khami (hoy lago Fagnano) donde monta un pequeño aserradero al que llama “Slatyna”.

Los pocos antiguos pobladores que aun viven y lo conocieron, constatan su caballerosidad y don de gentes, dan cuenta de la perseverancia en su proyecto tanto como en el aprendizaje del español. Sin embargo, nadie recuerda que él, alguna vez, haya referido su vida militar en la cual recibió honores con el grado de Teniente Coronel al mando de regimientos de Caballería, sirviendo en el Ejército Polaco hasta mucho después de concluida la II Guerra Mundial.

Slatynski nació al sur de Polonia, en el seno de una familia de la alta burguesía un 19 de mayo de 1897. Al término de sus estudios superiores en Ciencias Naturales, con grado de excelencia, se alista en el Ejército Polaco tras desatada la Primera Guerra Mundial en 1914… Recibió reconocidas distinciones al valor, entre ellas la máxima condecoración militar: VIRTUTI MILITARI, que data del año 1792 y solo es otorgada a quienes ponen en riesgo sus vidas en el frente de batalla y demuestran acciones de inigualable coraje. Slatynski dirigió tropas de caballería al frente de batalla como la legendaria de “Cazadores a Caballo ”; la Polskiej kawaleria ha sido el objeto de los grandes mitos de la II Guerra Mundial, pues combatían a la vieja usanza contra las formaciones de los modernos panzers alemanes que desplegaba infatuado el III Reich.  Aquel ejército aferrado a las viejas tradiciones luchó valerosamente contra las nuevas tecnologías que se estrenaban a mediados del siglo XX. Su valor en batalla también ameritó «La Cruz del Valor»; «La Cruz de la Independencia»; y la «Orden al Mérito» de oro.

Solo Dios, tal vez,  sabe por qué un manto de olvido cubrió tanto tiempo esta pequeña pieza de nuestra historia, y cuáles fueron los motivos que llevaron a Slatynski a radicarse –solitario- en el fin del mundo. Supongo que los brutales tiempos de guerra del que fue protagonista, propiciaron la elección de este lejano destino.

Cincuenta y seis años después de su fallecimiento por causas naturales a la joven edad de 59 años, Emil Slatynski volvió en un álbum de fotografías a su patria natal, pero sus restos descansan aquí en Río Grande. Su sepultura se encuentra en la sección T 5-3, aunque deteriorada por el normal paso del tiempo. Esa tumba figura entre las tantas que posiblemente sean exhumadas (de oficio) el próximo mes de abril, dada la necesidad de espacio que requiere nuestra necrópolis.

Tal pesquisa dio cuenta que muchas de las sepulturas de antiguos pobladores, las cuales no presentan pagos los tributos municipales en concepto de derechos de cementerio, son exhumadas de oficio, quedando exceptuadas por ordenanza (956/97) solo aquellas que corresponden a los naturales del norte de la isla, como fueron los Selk´nam.

Si bien nuestro pequeño cementerio dista de ser una valiosa necrópolis como las más reconocidos del país y el mundo constituidas en verdaderas joyas del arte y la historia; cerca de cumplir nuestros 100  años como ciudad, deberíamos considerar seriamente la conservación de todas las sepulturas de nuestros antiguos pobladores como patrimonio histórico y cultural.

No vale la pena destacar el, tristemente normal, desinterés de la inmensa mayoría de nuestros representantes y funcionarios a cargo de las carteras ligadas a nuestra cultura, por la conservación del patrimonio histórico.  El penoso deterioro que sufrió el antiguo cementerio de la Misión Salesiana como la total desaparición del campo santo de la margen sur del río, debiera ser prueba suficiente para reconocer los estragos que provoca la desidia y la ausencia de políticas públicas para la preservación del patrimonio cultural.

Por ello solicité la observación de este asunto a la Dirección del Museo Municipal como al centro de Antiguos Pobladores y al Concejo Deliberante, albergo la vaga esperanza de impedir la exhumación de la sepultura de Emil Slatynski, el heroico protagonista de las dos grandes guerras mundiales, que bien merece el honor de nuestra memoria y paz en la eternidad.

Ana Berbel Smŏlcić

(Entrevista: Roberto Berbel, en el programa “Un gran día” de Radio Fueguina La 97)

Imágenes:  Bartosz Slatynski

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