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Uruguay y Brasil ponen freno al ingreso, la Argentina busca que no se vayan los dólares

El Banco Central uruguayo anunció la semana pasada las primeras medidas, en más de 30 años, destinadas a contener el ingreso de fondos especulativos.

El gobierno uruguayo busca blindar su mercado de capitales, no para evitar que se vayan los dólares, sino para frenar su ingreso.

Por ese motivo, su Banco Central (BCU) anunció la primera medida desde la década de 1970 que busca, de forma explícita y directa, moderar los flujos de capitales que ingresan desde el exterior.

Eso introdujo a la nación vecina en el club de países, liderado por Brasil, que dan batalla contra el ingreso de divisas que se refugian del mundo desarrollado, de su creciente inseguridad y sus bajísimas tasas de interés.

El reconocimiento de Uruguay como destino seguro de la inversión financiera, por parte de Standard & Poor’s primero y de Moody’s después, trajo consigo un impulso al mercado doméstico de deuda soberana; pero también, nuevos dolores de cabeza para las autoridades de gobierno de José Mujica, indicaron desde el medio El Observador.

Desde el 1º de julio y hasta el anuncio de la medida del Central, el dólar bajó 3,1% en Uruguay pero subió 0,83% en Brasil, lo que implicó que sus productos locales perdiesen competitividad contra su principal comprador, en tiempos de menor crecimiento económico y perspectivas menos favorables tanto a nivel regional como global.

Es así que el BCU impuso un encaje de 40% a aquellas instituciones que intermedian instrumentos de regulación monetaria con clientes del extranjero para desincentivar su ingreso. Por cada $1.000 uruguayos que compren los no residentes, deberán dejar anclados y sin remuneración $400 uruguayos.

Con el freno en el crecimiento registrado desde la segunda mitad de 2011, Brasil decidió reducir la tasa de referencia en ocho oportunidades desde agosto de 2011 hasta el mínimo histórico de 8%.

Eso llevó a que los inversores perdieran el atractivo por la plaza brasileña y buscaran otras alternativas.

El «marketing» en favor de Uruguay lo hicieron el grado inversor, las expectativas de crecimiento sostenido y los requerimientos financieros más bajos de la región.

En materia de capitales, la confianza lo es todo.

Los controles de cambios, las trabas comerciales, la falta de transparencia en las estadísticas oficiales y las medidas del gobierno hostiles a los capitales extranjeros, debilitaron la confianza de los inversores en la plaza argentina. No solo de ellos, también la de los propios argentinos, remarca El Observador.

Según datos del BCRA, de la Argentina se fugaron casi u$s3.600 millones en el primer semestre de 2012, y algo más de u$s15.000 millones en estos últimos doce meses (considerando todo el 2011 la salida fue de u$s21.500 millones).

Mientras se celebró la cancelación de los últimos bonos del canje de 2001, Uruguay alcanzaba niveles mínimos de riesgo país, del orden de los 95 puntos básicos. Argentina, en cambio, posee la medición más alta del continente, de 1.035 puntos, por encima de Venezuela, agregó El Observador.

En el mercado de cambio uruguayo, la demanda de pesos proveniente del exterior impulsa a la baja la cotización del dólar en la plaza local. En contraste, señala el medio, los argentinos están dispuestos a pagar 37% por encima del precio que muestra la pizarra oficial para adquirir dólares en el mercado clandestino. Cualquier cosa con tal de huir del peso y su inflación no reconocida de más de 24%, remarcó el matutino.

Por el lado de Brasil, desde 2010 el gobierno impuso no solo encajes a las inversiones de no residentes sino también un impuesto de 6% sobre las operaciones.

Además, acompañó esas políticas con una reducción del gasto público y una importante participación en el mercado cambiario.

Aun así, hasta el primer trimestre de este año, el real brasileño era la moneda que más se había apreciado frente al dólar en toda la región. No fue hasta que recortó de manera abrupta su diferencial de tasas, que logró depreciar efectivamente su divisa. En los últimos seis meses el dólar en Brasil bajó 19 por ciento.