Científicos del Boston Children’s Hospital han creado unas micropartículas que se inyectan directamente en tu corriente sanguínea, y como si fuera magia te permiten vivir aun si tus pulmones están completamente detenidos (es decir, aun si no estás respirando).
El truco está en que estas micropartículas oxigenan rápidamente tu sangre tan pronto son inyectadas en tus venas, y aunque obviamente no pueden sacar oxígeno “de la nada”, sí contienen suficiente oxígeno como para mantener viva a una persona durante unos impresionantes 30 minutos. Esto, como se podrán imaginar, tendrá grandes repercusiones en las salas de trauma de hospitales de todo el mundo, pues precisamente una de las causas mayores de muerte en todo el mundo es el paro respiratorio, que induce toda una cadena de eventos que conllevan a paro cardíaco o un paro cerebral (con sus consiguientes posibles graves consecuencias a nivel cognitivo de la persona).
Para los curiosos, estas partículas están compuestas de pequeños “bolsillo de gas” en donde se almacena oxígeno, y miden entre 2 y 4 micrémetros de largo, y son capaces de almacenar entre 3 y 4 veces la cantidad de oxígeno de una célula roja sanguínea. En esencia, esto es como inyectar pequeños tanques de aire comprimido al organismo, en esencia haciendo el trabajo de los pulmones y la sangre durante media hora. Y a propósito, esta es la primera realización práctica de unas nano-estructuras que hasta ahora eran futuristas llamadas Respirocyts y las cuales he mencionado en todas mis charlas sobre la Singularidad desde hace al menos una década, y que más allá de este tema de poder salvar vidas en hospitales tiene otros usos alucinantes.
Por ejemplo, atletas podrían inyectarse estas micropartículas y automáticamente obtener facultades casi super-humanas, pudiendo correr incluso kilómetros a velocidades de una carrera de 100 metros. Así mismo buzos podrían nadar bajo el agua por hasta media hora a la vez, sin ningún equipo adicional de buceo.