Una vez más, Usain Bolt ratificó ser el hombre más veloz del planeta. Y con absoluta autoridad se quedó con el oro en los 200 metros, consagrándose como el primer atleta en ganar 100 y 200 metros en dos Juegos Olímpicos consecutivos. Su dominio fue tal que se permitió levantar el pie del acelerador en el final (marcó 19.32) y pedir silencio con el dedo mientras pasaba por la línea de llegada.
Después, llegó el tiempo del show. Se puso a hacer flexiones de brazo ni bien terminó la competencia, se abrazó con sus compañeros jamaiquinos con los que monopolizó el podio (Yohan Blake y Warren Weir), se saludó con la gente y terminó robándole la cámara a un fotógrafo mientras muchos otros reporteros gráficos lo rodeaban. Mientras, el estadio ardía. Todo pasó en menos de 20 segundos. Así es Bolt, eléctrico.