Desde que los políticos decidieron cooptarlos en lugar de enfrentar sus críticas, muchos medios periodísticos se han convertido en militantes del poder hasta límites vergonzantes.
Pero no son los únicos: Además de la prensa, la política perversa ha descubierto otros medios para torcer la opinión y fabricar realidades.
Por caso, las consultoras de opinión (otrora ultra-respetables) luchan a brazo partido para sostener su credibilidad mientras conviven con auténticos mercenarios que medran vendiendo sus “encuestas” y “estudios” como vil mercancía, tan falaz como útil para detentores del poder que quieren presentar una realidad distorsionada, pero a medida de sus intereses.
Unos y otros, la prensa militante (o “mercenaria”) y las consultoras “a medida del cliente” han sido, en sus primeros y austeros tiempos, la pesadilla de la actual gobernadora de Tierra del Fuego.
Reiterando una letanía aprendida de su otrora líder y guía rectora Lilita Carrió, Fabiana Ríos solía renegar de los medios de prensa que la “ninguneaban” y de las encuestas de intención de voto que la recluían en el vergonzante renglón “otros”, lejos de cualquier posición expectante.
Una y otra forma de mentir a sabiendas son tan rentables que acallan hasta la afonía la voz de la conciencia, mientras al detentor del poder le resultan armas claves para distorsionar la realidad al estilo del espejo de la madrastra en la fábula infantil de la Cenicienta.
Un caso singular en Tierra del Fuego es el de “vox populi” una encuestadora caracterizada por difundir estudios de opinión un tanto desprovistos de soporte técnico, pero que tienen la gran virtud de arrojar resultados siempre ajustados al gusto del cliente que las ha requerido y que se encarga de solventar el costo, generalmente un funcionario necesitado de mejorar su imagen o un político sólidamente encaramado en la escalinata del poder.
Así padeció mucho Fabiana Ríos en 2007 cada vez que se publicaban encuestas (aquí la sociedad entre las consultoras truchas y la prensa fenicia era fundamental) que le auguraban pocas o nulas chances electorales, aun cuando en su fuero íntimo acogía un pronóstico mucho más optimista.
Su venganza (y la desmentida) contra “vox populi”, Zuleta Puceiro y demás encuestadoras vendría a través del dictamen irrefutable de las urnas, que la consagraron la primera mujer gobernadora del país contra todos los pronósticos.
Su falta de “piel” con vox populi no mejoraría con la llegada de Ríos al poder. En abril de 2010 la consultora ushuaiense difundía en abril del 2010 que quien se perfilaba como futuro gobernador de la provincia era el por entonces intendente Jorge Martín, con casi un 80% de opiniones favorables a su imagen. Al tiempo que la popularidad del gobierno caía de manera estrepitosa por “una mayor sensación de corrupción en la gestión de Ríos”. El portal Sur54 titulaba así, citando un estudio de “vox populi” según el cual la opinión predominante de la gente era que “la mayoría de los funcionarios de Ríos son corruptos”.
Por entonces, todos los informes de “vox populi” (sin excepción) sólo reportaban buenas noticias para Martín y para la candidata del FpV Rosana Bertone.
Tan jugosos, científicos y a la medida de Bertone eras esos “estudios” de vox populi que, por ejemplo, en mayo de 2011, a poco de las elecciones, leíamos que la candidata del FpV era “la más sexy” de los postulantes, y la que la gente preferiría “para contarle un secreto”. (Programa “Políticos”, canal 11, Ushuaia, con datos de “vox populi”)
Muy a pesar de sus enemigas las consultoras, Fabiana Ríos (“sexy” o no) pasó a segunda vuelta, pero no pudo evitar que “vox populi” siguiera “manejando” datos que la daban como segura perdedora. «Es muy difícil descontar los 9 puntos de diferencia, dicen desde Vox Populi” titulaba otra vez el portal citado, que advertía que el inclasificable director de la encuesta, Luis Castelli, admitía generosamente que “existen posibilidades” de revertir el resultado obtenido en la primera vuelta, pero “resulta bastante difícil pensarlo”.
Cabe destacar aquí que quien opinaba no era un apostador de quiniela sino alguien que se supone ha elaborado un estudio científico que ampara su premonición.
“Debería pasar algo, alguna crisis importante. Los que votaron a Ríos la van a volver a votar, los que votaron a Bertone la van a volver a votar, y el resto se inclinará de manera proporcional, pero nunca para descontar los 9 puntos de diferencia”, enfatizó, un convencido Castelli en su exposición académica para el portal.
De pronto, algo cambió. Después de la segunda victoria de Ríos, las estadísticas y los informes de “vox populi” nunca más le fueron desfavorables. Tal vez para no correr riesgo de arruinar un romance incipiente, la consultora dejó de publicar sus estudios sobre el “índice de confianza en el gobierno” que publicaba sin interrupciones desde 2006 mensualmente y que tantos disgustos y discusiones le habían valido en la primera gestión de Ríos.
Algo cambió, sin dudas. Hoy, el rencor contra las encuestadoras parece no formar parte ya de los sentimientos de la gobernadora de Tierra del Fuego y los informes de “vox populi” han pasado a ser tan creíbles como necesarios y didácticos.
Así, nada más y nada menos que en la página oficial del gobierno en internet puede verse hoy mismo un llamativo “estudio de medios” (de comunicación) que reconoce como autor a “vox populi” y que parece ser tan interesante, ilustrativo y verosímil como para merecer un lugar en el portal de la Provincia.
Curiosamente, el estudio (cuestionable a simple vista) parece no favorecer en absoluto a aquellos medios críticos del gobierno provincial que aparecen “castigados” con índices de audiencia ignominiosos por lo pequeños o, peor aún, recluidos en el (otra vez vergonzante) rincón de los “otros”.
Tan burdo es el informe que la emisora “Radio Fueguina” no existe en la estadística. Informes serios y sin el sesgo de la relación directa con la política local muestran a Radio Fueguina como la tercera radio más escuchada en Río Grande en 2011, ascendiendo al segundo lugar en 2012.
Ello no ha sido impedimento para que “vox populi” ignorara impiadosamente la existencia de la radio. ¿A quién habrán ido a parar los “votos de la gente” que escucha Radio Fueguina La 97, si es que alguna vez se consultó a alguien para elaborar el informe?
Hay que mencionar que puede verse en la estadística un mínimo porcentaje de audiencia asignado a una tal radio “Cadena Fueguina”, nombre que coincide con el que llevara la radio que, hasta 2004, transmitió en el 107.7 y que luego, mudada al 96.9, se transformaría en Radio Fueguina.
¿Es que el informe data de siete años atrás y el gobierno provincial lo “compró” como “modelo 2011”?.
¿De qué modo se “cocinó” la encuesta que el gobierno luce en su página web, dándole así entidad oficial a un informe que adolece de errores, inexactitudes y números que no soportan ni el más somero análisis?
Sabido es que las grandes empresas recurren a este tipo de informaciones publicadas para diseñar sus políticas de publicidad y elegir los medios de comunicación que serán soporte de sus anuncios. Es fácil entonces inferir el tremendo perjuicio que a Radio Fueguina le reporta el que la única “encuesta de medios” disponible sea la difundida por el propio gobierno, dándole así una entidad que no merece ni lejanamente y una credibilidad mucho menos justificada.
Quedan muchas dudas, entre ellas ¿se pagó por este informe basura? ¿Cuánto les cuesta a los fueguinos la contratación de un estudio fácilmente sospechable de falaz, tendencioso y malintencionado, capaz de perjudicar enormemente a un medio de prensa no militante del gobierno?
Finalmente, la distribución de pautas publicitarias se debe calcular (según un decreto firmado por la propia Ríos) en base a distintos indicadores, entre los cuales se encuentra el posicionamiento en un estudio de medios que el Estado debe ordenar. ¿Corresponde entonces que Radio Fueguina no participe de la distribución de publicidad en virtud de que “no existe” en el estudio de medios que publica el gobierno?
Sabe perfectamente la audiencia y los más de 100 anunciantes que confían en ella, que la importante presencia y la credibilidad de Radio Fueguina no depende ni dependerá jamás de los favores de ningún gobierno ni del reflejo aberrante de encuestas truchas, ni de la simpatía de “consultores” mercenarios, comprables o corruptos.
No ser militantes del poder, reconocer a la audiencia como nuestros únicos mandantes, no claudicar contra las presiones, nos blinda día a día contra los intentos de censura, contra el “ninguneo” y contra las conspiraciones de los que creen que el periodismo solo puede existir si es militante.
Los medios mercenarios y las consultoras “a medida” fueron el padecimiento de nuestra gobernadora durante años, cuando miraba el poder desde varios escalones más abajo.
Hoy, trepada a esa ansiada escalera, deberían resultarle tan antipáticos y execrables como entonces. Hacemos votos por ello, en el Día del Periodista