Alguna vez Mauricio Macri sugirió en una charla de sobremesa que le resultaba más fácil gobernar la Ciudad que conducir a Boca. Pero suele decir: “Las satisfacciones que me dio Boca nunca me las dio la política”.
Algo es evidente: Macri no hubiera podido aspirar a ser jefe de Gobierno si Riquelme o Palermo no hubieran estado tan afilados. Boca fue un imán para instalar su imagen y más tarde cosechar votos. No por nada, ahora que está en danza la Triple Corona, Macri volverá a pegarse a la popularidad del club para tratar de apuntalar desde otro costado su carrera presidencial. Mucho más desde que vislumbra que Daniel Scioli, otro amante de las fotos con deportistas, podría ser un competidor directo en 2015.
¿Qué hará Macri? Además de correr la agenda para poder ir a todos los partidos, dio una pista el jueves en la Bombonera, antes de la victoria frente a Universidad de Chile. Se reunió con Diego Maradona durante 15 minutos, a solas en el palco del 10 (hasta se quedó afuera su mujer, Juliana Awada), y acordaron jugar un partido de golf y otro de tenis. La foto circulará pronto por las redacciones. El encuentro le sirvió a Macri para retomar la relación con el astro. El jefe de Gobierno le preguntó por el debut de Dalma con la obra “La hija de Dios” y le dijo que lo había visto llorar por TV. “Te vi mariconeando”, se divirtió. Diego le respondió que Dalma “está haciendo llorar a todos” y lo invitó al teatro.
Durante el partido, Macri también apalabró a Palermo, que conduce la Fundación S. O. S Infantil. Avanzó con el 9 para realizar actividades conjuntas en hospitales, escuelas y clubes barriales de la Ciudad. Probablemente también sumarán en alguna al mellizo Guillermo Barros Schelotto. Macri se lleva mejor con las figuras que ya no están que con las actuales. Aunque el jueves pasó a saludar por el vestuario, la relación con el plantel actual es mas bien fría . Viejas rencillas: el dueño del vestuario se llama Juan Román Riquelme.
Sin ingenuidad, Macri había decidido jugar a fondo en las últimas elecciones de Boca. Daniel “El Tano” Angelici, un poderoso empresario del juego con diputados propios en el PRO, le debe la victoria al jefe de Gobierno. Cuando camina por la Bombonera los hinchas aún lo llaman “presidente”. Macri confeccionó aquella lista como si hubiera sido la de una contienda legislativa. Puso los nombres a dedo: desde el vice, Oscar Moscariello hasta el actuales presidente del departamento de Acción Social, Enzo Pagani y el de marketing, Andrés Ibarra. Los dos primeros son legisladores, el último es ministro de Modernización. Los tres trabajan en algo que seguramente salió del laboratorio macrista: que los jugadores se sumen a la vida social del club y que participen, por ejemplo, de encuentros solidarios. Una forma sutil de que el compromiso de los ídolos no termine en el verde césped.