El secretario general de la CGT, Hugo Moyano, apuesta a la política para resurgir más fuerte en su disputa con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y ya piensa cómo y dónde ubicarse en el escenario que planteó el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, ante su confirmación de que tiene aspiraciones presidenciales.
La fórmula a la que apuesta Moyano frente al embate de “gordos”, “independientes”, metalúrgicos, barrionuevistas y ex moyanistas descontentos con su conducción, es simple matemática: dos peronismos, dos CGT.
“Moyano tiene un proyecto político, no sindical, y eso es lo que está definiendo esta pelea”, confió a PERFIL uno de los sindicalistas que abandonó en los últimos meses las filas moyanistas.
“Está mirando a algunos peronistas no alineados con la Presidenta con miras a las elecciones de 2013”, agregó el gremialista consultado.
El próximo año, se elegirán cargos legislativos. Propios y ajenos en el sindicalismo, ya lo aseguran: Moyano intentará poner a sus hombres en las listas que podrían conformar Scioli y otros peronistas.
El objetivo del camionero no sólo es apuntar al crecimiento político de Scioli . También mira con cariño a Sergio Massa, intendente de Tigre, con buena imagen pública y aspiraciones a la gobernación bonaerense. Tampoco le cierra la puerta al jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri. Aunque no es peronista, es una alternativa, especialmente desde que instruyó a sus funcionarios para que los recolectores de residuos afiliados a Camioneros recibieran las indemnizaciones reclamadas por Moyano.
En las últimas semanas, Baldomero “Cacho” Alvarez, aliado central de Scioli, recibió la visita de los diputados moyanistas de la legislatura bonaerense. Fueron a llevarle su adhesión a la Juan Domingo, agrupación creada para promover a Scioli. Según relataron integrantes de esa reunión a este diario, los moyanistas dijeron que que compartían las críticas del sciolismo a la conducción del kirchnerismo en la cámara baja bonaerense. También le manifestaron a Alvarez que “ven positivo” abrir el espacio a sectores que “el kirchnerismo dejó afuera”.
“Scioli hará lo de siempre: va a hablar con todos pero no se va a mostrar con nadie ni dará gestos claros”, dijeron muy cerca del gobernador.
Chau, chau. La última soga de Moyano con el Gobierno se ahorcó el día del acto en el estadio de Huracán. Esa mañana de diciembre, poco antes de su pirotécnico discurso, el ministro Julio De Vido llamó por teléfono al camionero para pedirle “moderacón”. De nada sirvió: el jefe de la CGT salió al escenario con el objetivo de quemar las naves.
La señal que Moyano tanto había esperado le llegó recién a mediadios de mes, cuando el Scioli admitió sus aspiraciones presidencial.
En 2010, tras la muerte del ex presidente Néstor Kirchner y la agudización de la pelea con CFK, Scioli se había convertido en la alternativa de poder de Moyano. Un hombre allegado al camionero, y de buena relación con Scioli, contó a este diario que el sindicalista le pidió en el verano de 2011 al mandatario provincial que se lanzara para competirle a Cristina la presidencia en octubre del año pasado.
El gobernador le dijo que no traicionaría a la Presidenta, y provocó el enojo de Moyano.
Fue Scioli, sin embargo, quien apoyó la candidatura de Facundo como diputado nacional en esas elecciones.
“Scioli y Moyano tienen una visión encontrada del peronismo, hablan los mismos códigos, se entienden”, confió un asesor del camionero.
El perfil político de la nueva conducción sindical, que se define entre pro-Gobierno o anti-Gobierno, es el eje central del futuro de la CGT. “La pelea de fondo es qué signo político va a tener la central”, definió un pope sindical.