La exposición a grandes valores de volumen durante un tiempo prolongado puede afectar el sistema auditivo de las personas y una de las principales amenazas en ese sentido la representa el cada vez más extendido uso de reproductores portátiles de música.
Una nota publicada por el diario norteamericano El Nuevo Herald alerta sobre el peligro de sordera por el uso de los iPod. En el artículo se menciona que mientras algunos países europeos establecieron leyes para limitar el volumen que pueden alcanzar los audífonos, en Estados Unidos los dispositivos llegan a los 120 decibeles, que puede ser dañina.
Este nivel de ruido es comparable al que puede alcanzar un avión en el momento del despegue. La audióloga Carmen Cecilia Orta explicó al periódico que «los que están permanentemente expuestos a ese tipo de ruido, por ley, se tienen que proteger los oídos y hacerse chequeos anuales de la audición para asegurarse que no exista un deterioro de la misma«.
En ese sentido, agregó que los niños que usan el iPod más de ocho horas al día a intensidades mayores de 85 pueden sufrir «un daño irreversible». Además, resaltó que «el hecho de que los auriculares estén metidos dentro de las orejas permite tenerlos períodos de tiempo mucho más amplios«.
La Administración Ocupacional de Seguridad y Salud (OSHA) de los Estados Unidos, señaló que los trabajadores que estén expuestos a más de 85 decibeles durante 8 horas por día corren el riesgo de perder la audición.
Según los estudios llevados adelante por OSHA, a92 decibeles debe tener un máximo de 6 horas para evitar daños, a 95 decibles cuatro horas, a 97 decibeles de tres horas, a 100 decibeles de dos horas, a 102 decibeles una hora y media, a 105 decibeles sólo una hora, a 110 media hora y a 115 un cuarto de hora o menos.
La institución no alcanza los 120 decibeles como exposición permisible, que representa el nivel máximo de volumen los iPods. En caso de que se llegue a estos valores, el empleado deber recibir algún tipo de equipamiento para proteger sus oídos y reducir los sonidos.
Orta manifestó a El Nuevo Herald que «no sólo es el volumen sino también la dosis. Los jóvenes viven con los auriculares puestos recibiendo una dosis alta y a niveles de intensidad dañinos para el oído. El resultado de esto es que uno de cada seis adolescentes norteamericanos entre 13 y 18 años presentan pérdidas auditivas irreversibles en las frecuencias agudas».
Este tipo de frecuencias son las más importantes para entender la palabra hablada. Los expertos señalaron que la estructura de la cóclea va subiendo como un caracol y en su base están las células que procesan las ondas agudas, después las medias y por último las graves.
«Si no escuchamos los sonidos consonánticos, se nos dificulta enormemente distinguir una palabra de otra», explicó Orta, quien agregó que lo que se ve afectado es la inteligibilidad del habla.