El papa Benedicto XVI pidió el fin de la violencia en Medio Oriente y envió un mensaje de apoyo a las víctimas de las guerras y los desastres naturales en Africa, en el marco de la tradicional bendición «Urbi et orbi» ante miles de personas reunidas en la plaza de San Pedro.
«Debemos ser portavoces de los que no tienen voz», definió el Pontífice.
El papa de 84 años condenó la violencia en Siria, «donde ya se derramó tanta sangre», y rezó a Dios por «la plena reconciliación y estabilidad en Irak y Afganistán».
También pidió «ayuda divina» para los pueblos del Cuerno de Africa, «que sufren hambre y escasez de alimentos, muchas veces agravada por una situación de permanente inseguridad», según señaló un despacho de la agencia de noticias DPA.
El jefe espiritual de 1.200 millones de católicos insistió también en reclamar paz y estabilidad en Tierra Santa y alentar que palestinos e israelíes reanuden el diálogo interrumpido.
A los países del norte de Africa les deseó «nueva fuerza para lograr el bien común» tras las revoluciones que sacudieron la región este año.
Durante el tradicional mensaje transmitido por televisión y radio en más de 60 paíes, Benedicto XVI se mostró además especialmente afectado por las inundaciones en Tailandia y Filipinas y envió su consuelo a los afectados.
Tras la bendición, el Pontífice envió saludos navideños en 65 idiomas.
La tradicional bendición apostólica «Urbi et orbi» (a la ciudad de Roma y al mundo) es uno de los ritos más solemnes de la Iglesia católica.
Dos veces al año -el domingo de Pascua y en Navidad- el Papa imparte la bendición a los fieles católicos desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.