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Revelan los secretos más turbios de la realeza

La obsesión de los Borbones por recuperar el trono. La lista negra de la realeza. La vida de los empleados del palacio

Como en cualquier familia, en la realeza también hay temas de los cuales no se habla. La relación entre el rey Juan Carlos y el dictador fascista Francisco Franco, las internas familiares de los Borbones, o el destino de dos primas con desórdenes psiquiátricos, son algunos de los asuntos “turbios” que ahora salen a la luz gracias a la reciente publicación de libros y documentales en Europa.

La familias reales europeas, como pocas “castas” en el mundo, sabe llenar las expectativas de un público cada vez más interesado en amores, escándalos e historias de todo tipo. Y eso es algo que saben aprovechar los medios de comunicación: la transformación de las vidas de reyes y príncipes en “superstars” bajo el ojo constante del interés mundial.

Tal es el caso de la periodista española Pilar Urbano, que acaba de publicar El precio del trono, un libro en el que revela los entresijos familiares del rey Juan Carlos de España, y explica la obsesión de los Borbones por recuperar el trono, tras la muerte del dictador Franco. “Franco no era su enemigo sino su examinador, una especie de padrino”, afirma la escritora.

El libro, que saldrá a la venta el próximo 24 de noviembre, promete conducir al lector “a muchos lugares y momentos cruciales en la historia: palacios y cuarteles, barcos y aviones, reuniones y entrevistas, traiciones y lealtades, espías franquistas y camarillas monárquicas”. Su último libro, “La Reina muy de cerca”, causó revuelo en la opinión pública española hace dos años porque publicaba algunas opiniones bastante polémicas de la reina Sofía respecto al aborto, los homosexuales, la eutanasia o el futuro de la Monarquía.

En el nuevo libro, entre otras cosas, Pilar Urbano habla de las relaciones maritales de la familia: “Estoy convencida de que Juan Carlos se casa con Sofía sin enamoramiento. Él estuvo muy enamorado de Gabriela de Saboya”. Sobre el príncipe Felipe, afirma: “habló conmigo la víspera de su boda y me dijo: ‘si mis padres se hubiesen opuesto a mi boda, habría renunciado’. ¡No al trono, a Letizia! ya que por lo visto, Letizia tiene la misión de aproximar al príncipe al pueblo”.

La periodista justifica la actitud de Felipe: “Un príncipe es un chaval al que le dicen desde la cuna: tu próxima cuna y tu tumba es un trono. Su obsesión es un mueble que se llama trono. (…) Está educado con un solo designio: reinar”.

El libro fue creado por Pilar Urbano mediante la utilización de cartas manuscritas del rey y de su padre, informes de la CIA, documentos confidenciales de la Casa Blanca, notas de embajadores, secretarias, policías y hasta terroristas.

Libros

Si hablamos de libros, también la realeza británica tiene qué temer. Brian Hoey, cronista de la realeza desde hace 40 años, acaba de publicar Not in front of the corgis, un libro que reúne los relatos de algunos de los 1.200 miembros del personal del palacio.

En extractos publicados por el Daily Mail se adelanta, por ejemplo, que cuando la reina Isabel II se cansa de alguno de sus vestidos, se lo regala a una de sus secretarias, quien puede quedárselo o bien venderlo, pero removiendo todas las etiquetas para que no pueda ser identificado como suyo.

Hoey señala que los empleados de la familia real también tienen a sus favoritos, así como a una lista negra. El menos querido de la familia es el príncipe Eduardo, considerado el más pomposo y que insiste todo el tiempo en la formalidad absoluta.

El libro ahonda en la vida de los empleados que trabajan en las cinco residencias reales, 339 de los cuales están de tiempo completo en Buckingham. Así, por ejemplo, existe la regla de que los hombres deben medir al menos 1.72 m y ser delgados, en parte porque tienen que vestir uniformes usados, ya que los nuevos son muy caros.

En una anterior publicación, titulada “We Are Amused: A Royal Miscellany”, Hoey cuenta que la reina Isabel advierte a sus invitados comer lo más rápido posible, ya que, por protocolo, los meseros deben retirar los platos una vez que terminaron ella y su esposo (que come muy rápido).

Documental

Pero la revelación que más escandaliza fue dada a conocer el jueves en un documental del Channel 4 de Inglaterra. En el mismo, titulado Las primas ocultas de la reina, se relata la vida de dos mujeres (primas de la reina Isabel II) con discapacidad mental, que vivieron internadas en una institución psiquiátrica.

Se trata de las hermanas Nerissa y Katherine, hijas de un tío de la reina Isabel, John Herbert Bowes-Lyon, fallecido en 1930. La primera murió en 1986 a los 66 años, mientras que Katherine todavía vive, y tiene actualmente 85 años (la misma edad que Isabel II). Ambas fueron internadas en 1941 en el hospital Royal Earlswood de Redhill, en el condado de Surrey (sureste de Inglaterra).

La existencia de las dos hermanas fue revelada recién en 1987, en medio de un gran escándalo en el Reino Unido, ya que en los registros de la realeza se las había dado por muertas en 1940 y 1961. En realidad estaban en lo que entonces se denominaba “un asilo para idiotas”.

Allegados a la reina Isabel afirmaron que “está muy dolida por las mentiras descaradas” del documental, ya que en él se afirma que las dos mujeres jamás fueron visitadas por la familia real, y que nadie asistió al entierro de Nerissa, sepultada en presencia de Katherine en una “tumba para pobres” en el cementerio de Redhill.

Tingley asegura que “no había ninguna conexión con la realeza”. “Nunca vi que las visitaran”, agrega. “No lo critico, pero opino que la casa real no hizo lo que le correspondía”. Su colega Dot Penfold corrobora la falta de atención de la familia real hacia sus parientes con discapacidad mental: “Durante todo el tiempo que estuvieron allí (en el hospital), yo nunca vi a nadie visitarlas, nunca les enviaban felicitaciones de cumpleaños o de Navidad, jamás mientras yo estuve allí”.

Los empleados del sanatorio público, actualmente clausurado, explican que las dos hermanas, que tenían una edad mental de seis años, hacían reverencias cuando veían a la familia real por la televisión y se emocionaron mucho con la boda del príncipe Carlos con Diana en 1981.

La aristocrática familia Bowes-Lyon, de donde procedía la madre de Isabel II, siempre rehuyó las investigaciones sobre su linaje, para esconder defectos en la herencia familiar. Durante generaciones, vivieron obsesionados por la “Bestia de Glamis”, al que la leyenda describe como un ser deforme engendrado por un tío abuelo de Isabel II. Se decía que un niño, de cuerpo en forma de huevo y pierna endebles y torcidas, se había convertido con la edad en un monstruo grotesco cubierto de largos cabellos.

Encerrado en el castillo durante décadas, sólo su hermano y otras tres personas sabían de su existencia. La familia sobrellevó su vergüenza manteniéndolo en secreto, como las vidas de Katherine y Nerissa. “No se podía hablar del asunto, nuestros padres nos tenían prohibido hacer comentarios o preguntas”, confesó lady Rose, tía de Isabel II.