Los encendidos debates, los reproches, las tortas de ricota voladoras y las propuestas de reforma partidaria dominaron la última Convención Nacional de la Unión Cívica Radical, segunda fuerza parlamentaria de Argentina, en la primera reunión de la agrupación tras la derrota en las elecciones de octubre.
Los 400 militantes que participaron del encuentro, que se extendió durante unas 12 horas, no lograron acordar una reforma de la carta orgánica del centenario partido, cuyos dirigentes protagonizaron fuertes discusiones. Sin embargo fueron varias las voces que se pronunciaron tras el escándalo.
El vicepresidente Julio Cobos reclamó este fin de semana un «cambio profundo» en la UCR que incluya «formas y personas» y sostuvo que «una nueva autoridad partidaria debe ir acompañada de nuevas autoridades en los bloques y Cámaras». «Ser autocríticos es reconocer que, de un tiempo a esta parte, en lugar de multiplicar voluntades, dividimos fuerzas; en vez de invitar, expulsamos; en lugar de dialogar, intervenimos y lo que es más grave aún; en lugar de proponer, imponemos», indicó Cobos en un comunicado.
«Si esto no cambia, todo otro esfuerzo será inútil», sostuvo el vicepresidente tras el fracaso de la Convención Nacional y llamó a «superar las contradicciones actuales», teniendo en cuenta que la UCR «defiende la institucionalidad del país y le cuesta fortalecer las propias».
Por su parte, el presidente de la bancada de senadores radicales, Gerardo Morales, aseguró que «no es necesario que siga presidiendo el bloque» del Senado y se expresó a favor de «priorizar la obtención del consenso» entre los legisladores. Anunció que los legisladores opositores apoyarán el tratamiento parlamentario del Presupuesto 2012 pero advirtió que reclamarán cambios en varios artículos de la ley.
A la par, el dirigente radical Leopoldo Moreau buscó minimizar este sábado los incidentes y cruces que se produjeron durante la Convención Nacional de la UCR, al afirmar que el encuentro fue «excelente y de un profundo debate, las convenciones son siempre apasionadas, ardientes, propias de un partido que tiene vida», aunque insistió en advertir que el «anti-kirchnerismo bobo» ejercido en estos años llevó al partido al estado de crisis actual. «Es toda una exageración» y «no pasó nada», fueron las palabras que utilizó el dirigente bonaerense al ser consultado sobre el áspero intercambio que mantuvo con el jefe del bloque de senadores radicales, el alfonsinista Gerardo Morales, en medio de la acalorada discusión entre sectores enfrentados que tuvo lugar en el Centro Asturiano de Vicente López.
Uno de los blancos de las críticas fue el excandidato presidencial Ricardo Alfonsín, hijo del exmandatario Raúl Alfonsín (1983-1989). Ricardo Alfonsín obtuvo el tercer lugar en los comicios generales del pasado 23 de octubre con el 11,14 por ciento, una cifra inferior a la que había obtenido en las elecciones primarias de agosto, en las que se ubicó segundo con el 12,1 por ciento.
Durante la convención, el excandidato prometió seguir trabajando «por la UCR» y admitió que fue «un error» su alianza con el peronista disidente Francisco de Narváez, quien se postuló a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, puesto para el que fue reelegido el actual mandatario del distrito, Daniel Scioli.