Leiva “quien fue removido de su cargo en 2002 por el Consejo y procesado por intento de extorsión al banquero Raúl Monetta- había sido propuesto como “testigo de concepto” por la defensora oficial Fabiana León, presuntamente para demostrar la corrección con que Romano actuaba en su fiscalía.
Al ser preguntado por las “generales de la ley” (es decir si el testigo tiene amistad o enemistad o si es acreedor o deudor del imputado de modo que esa relación pudiese condicionar sus respuestas) Leiva reconoció que “nos conocemos desde hace bastante, somos amigos”.
”¿Amigos íntimos?”, le preguntó la jueza María Alicia Noli, presidenta del jury, a lo que respondió: “Yo diría que sí, nos conocemos desde hace muchos años” y relató episodios que demuestran una relación social y familiar bastante fluida.
Tras relatar cómo funcionaba el juzgado en 1975, cuando Romano era fiscal y Leiva secretario federal, el testigo aseguró enfáticamente que “nunca jamás” se le tomó declaración indagatoria a ningún imputado encapuchado o con los ojos vendados, como varios testigos coincidieron en decirlo.
Cuando fue el turno de la acusación, el representante del Poder Ejecutivo en el Consejo, Hernán Ordiales dijo: “Sólo una pregunta: ¿usted viajó fuera del país el 24 de agosto y en su caso dónde y con quién?”.
Leiva respondió que lo hizo “a Chile y con Romano”, es decir que acompañó al camarista en su fuga, y tras el reconocimiento, intentó justificar la conducta de su amigo: “Sabía que el Consejo ya había tomado la decisión política de suspenderlo y no quería estar en el país porque sentía agobio por el acoso periodístico”.
Según Leiva ambos viajaron el miércoles 24 de agosto y “yo le dije que no me podía quedar todo el fin de semana por mi familia y por eso me volví el viernes y él se quedó y pensaba regresar el lunes pero algo pasó en el medio”.
Romano se encuentra en Chile donde se le concedió una visa temporaria de ocho meses y su huída del país fue considerada por Ordiales, en la primera jornada del juicio político, como “una actitud indigna que de por sí sola ya merece la destitución”.