Esta semana, en el Congreso, jurarán los nuevos diputados y senadores electos el 23 de octubre. Cristina Kirchner se verá obligada, entonces, a definir su gabinete porque ese día, el miércoles, se quedará sin algunos de sus ministros: el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández (que asume como senador); el ministro de Agricultura, Julián Domínguez (que va a la Cámara de Diputados), y el de Economía, Amado Boudou (que presidirá la Cámara Alta). La jefa de Estado manejó en total hermetismo los nombres que integrarán su equipo de gestión para el segundo mandato. Hoy se encuentra recluida en El Calafate con sus más íntimos, incluido Máximo Kirchner, que desde la muerte de Néstor tiene cada vez más influencia en las decisiones presidenciales.
En su “lugar en el mundo”, como ella definió al paraíso santacruceño, está ultimando los detalles para el anuncio. El silencio se extendió a todos los funcionarios, incluso los de primera línea, que ante la falta de información movilizaron operaciones y especulaciones. Pero, dicen los que saben, el que tira un nombre “está mintiendo”.
Hay nombres que parecen firmes candidatos a quedarse en el segundo mandato de Cristina. El primero es Julio De Vido, un referente de la pingüinera. No está claro cuál será su cargo, pero sí su rol: la relación con los empresarios y los sindicatos. Podría hacerlo desde Planificación o como jefe de Gabinete.
Roberto Baratta, su mano derecha, elevó el perfil. Siempre trabajó en las sombras. Pero desde que surgió el recorte de subsidios dio declaraciones periodísticas, algo que no había hecho antes. Y maneja la logística del comité que evalúa a los sectores subsidiados por el Estado.
Florencio Randazzo hizo una buena gestión en Interior. Los menos optimistas dicen que quedará en ese cargo. Otros aseguran que iría como jefe de Gabinete. El destino de Juan Manuel Abal Medina estaría atado a esa definición. Para jefe de Gabinete también suena otro, Carlos Bettini, hoy en España. Avanza la idea de crear un Ministerio de Información (que fusione Cultura y Comunicación) y el nombre que más suena es el de Tristán Bauer.
La disputa por la Cancillería es hasta ahora un misterio. Se cayeron los dos posibles candidatos al cargo, Luis Kclecker y Jorge Argüello. Las chances de que quede Héctor Timerman se agigantan en este escenario. Guillermo Moreno hace meses que dice que se va de la Secretaría de Comercio Interior, que está cansado, pero nadie le cree. Al igual que De Vido, no es tan importante el cargo que tenga como el rol asumido. A Enrique Meyer, ministro de Turismo, lo podrían confirmar en el cargo con sorpresa: podrían traspasar bajo su órbita Aerolíneas Argentinas, con o sin Mariano Recalde. Hay otros de perfil bajo que podrían continuar aunque algunos los daban afuera: Alberto Sileoni en Educación, Lino Barañao en Ciencia, Débora Giorgi en Industria y Julio Alak en Justicia. Economía y Agricultura tienen varios aspirantes. Nilda Garré está muy bien con Cristina y tiene altas chances de continuar en Seguridad o en otro cargo. Carlos Zannini, incondicional, seguirá al lado de la Presidenta.