Alrededor de 10.000 misiles que se encontraban almacenados en los arsenales del ejército libio de Muammar Kadafi, que pueden ser «empleados en atentados contra aviones comerciales», desaparecieron durante el mes de agosto, informó hoy el Comité Militar de la OTAN.
El armamento, presumiblemente robado aprovechando el fragor de los combates, desapareció durante la caída de la capital, Trípoli, según reconoció el jefe del Comité Militar de la Alianza Atlántica, el almirante Giampaolo Di Paola, en el transcurso de una reunión confidencial mantenida en el Parlamento alemán.
Según Di Paola, los misiles -modelos SAM, de recorrido tierra-aire en su práctica totalidad- probablemente estén siendo transportados fuera del país por contrabandistas y podrían «acabar en manos de organizaciones terroristas como Al Qaeda».
«Podrían aparecer en cualquier parte, desde Kenia a Kunduz», región con importante presencia talibán en el norte de Afganistán, reconoció Di Paola, según informó la agencia de noticias Europa Press.
Dado que estos misiles pueden ser disparados con relativa facilidad desde el hombro, podrían ser empleados «contra el tráfico aéreo civil», agregó el militar.
Expertos consultados por el semanario alemán Der Spiegel consideran que esta última posibilidad es «perfectamente factible» y recuerdan que ya en 2002, presuntos miembros de la red Al Qaeda dispararon un misil tierra-aire SA-7 contra un avión repleto de turistas israelíes cuando volaba sobre Mombasa (Kenia).
Las fuerzas del CNT, que están intentado rastrear por su cuenta el paradero de los misiles, agregaron que Kadafi compró, antes de caer en la clandestinidad, cerca de 20.000 misiles de fabricación búlgara y soviética, según informó el oficial Mohamed Adia.
La mayoría de los SAM disponen de un sistema de guía termodirigido que rastrea el calor que despiden las turbinas de los aviones y su potencia es suficiente para destruir un avión con un solo impacto, o bien provocar tales daños en el aparato que le resultaría imposible realizar siquiera un aterrizaje de emergencia.
En tanto, el líder del consejo militar de los rebeldes libios en Trípoli, Abdel Hakim Belhaj, negó hoy rotundamente que existan divisiones internas en la nueva autoridad formada tras el derrocamiento de Kadafi.
«No hay diferencias entre los revolucionarios ni signos de división», dijo después de que se difundiera que el líder del Consejo Nacional de transición (CNT), Mustafa Abdel Yalil, no logró convencer a 30 rebeldes de alto rango en Trípoli para ponerse a las órdenes de Belhaj.
«La cuestión es que hay algunos diferentes puntos de vista, lo que es normal, dada la libertad que existe ahora en Libia», señaló Belhaj, que pasó seis años en prisiones del país donde asegura que fue maltratado y torturado. En su opinión, su «historial de batallas» contra el régimen de Kadafi le califica para ser el comandante en jefe de Trípoli.
Mientras, los combates continúan en la ciudad portuaria de Sirte, informó la emisora Al Yazira.
El Consejo Nacional de Transición dio un plazo hasta hoy a los civiles para abandonar la ciudad antes de iniciar un ataque a gran escala, informó DPA.
Mientras, los sublevados libios se incautaron de armas químicas en la ciudad de Sabha, en el sur del país, informó hoy un oficial de los rebeldes.
«Se hallaron nueve toneladas de misiles de artillería que contienen gas mostaza dentro de un almacén en el área deshabitada de Al Shaata, en Sabha», dijo Hassan al Saghir, miembro del Consejo Nacional de Transición, citado por la televisión pro rebelde Libia Libre.
«Se han iniciado contactos con organizaciones mundiales para depositar esas armas en un lugar seguro conforme a los estándares internacionales», añadió.
Por otra parte, el gobierno de Níger permitirá al Consejo Nacional de Transición libio interrogar a uno de los hijos de Kadafi, según reportaron hoy medios libios.
El ministro de Justicia de Níger, Marou Amadou, aseguró que el Consejo de Transición, reconocido por su país, podrá interrogar libremente a Al Saadi Kadafi, aunque precisó que éste no será entregado a Libia.
El tercer hijo del clandestino coronel llegó a Níger en septiembre acompañado de varios altos representantes del derrocado régimen.