En pleno auge de la era digital, hay una franja notable de argentinos que se queda, literalmente, fuera de la conversación. Eso indica el Censo 2010, según el cual un 41% de los argentinos entre 25 y 50 años no usa computadoras.
La cifra sorprende en una franja etaria que se encuentra en plena vida laboral y social, y surgió de la iniciativa de incluir, por primera vez en la historia, una pregunta vinculada con la tecnología en el Censo: «¿Usa usted computadora?».
La tecnología es uno de los grandes rubros directamente vinculados a la economía. Por eso, el llamado «analfabetismo digital» genera una gran brecha en cuanto a la desigualdad de oportunidades.
Susana Finquelievich, investigadora del Instituto Gino Germani, dijo a Clarín que este segmento comprende «personas que no tienen acceso a una computadora, pero que tampoco han descubierto para qué sirve. Para ellos, eso significa quedar fuera de una cantidad de relaciones laborales y sociales que ya son parte de la vida cotidiana”.
Por su parte, Hugo Scolnik, director de Computación de la UBA, opina que las personas que no utilizan computadoras inevitablemente “comienzan a diferenciarse del resto porque esto las afecta en su productividad, en su acceso a la cultura o en cómo se relacionan con los otros”.
Esta tendencia, según el sondeo, se acentúa especialmente en las provincias con menos recursos. En Santiago del Estero, por ejemplo, casi el 68% de las personas en ese rango de edad no usa computadoras.
Las regiones con más alfabetización digital son aquellas que tienen el PBI más alto, donde además su población está ocupada en servicios, es decir que sus trabajadores están en contacto con computadoras. Y también en provincias donde existen universidades importantes”, apunta Finquelievich.
Por otro lado, la experta marca una distinción clave: “Uno, en general, usa la computadora para lo que necesita inmediatamente, por eso existen diferentes tipos de analfabetismo. Estar alfabetizado implica poder usar el Word o una planilla de Excel, cosas que sirven para trabajar y estudiar, y esto sí es algo que cruza a varias franjas sociales”.
Por lo tanto, ver videos en Youtube, enviar emails o utilizar Facebook, no eximen a una persona del analfabetismo digital.