La idea surgió durante un pase entre conductores de radio, entre la ironía, la chicana, la risa y (tal vez) la convicción. Jorge Rial cerraba su programa en La Red con un reportaje a Jorge Altamira surgió el tema de «los 400.000», el piso de votos que deben conseguir los partidos en las elecciones del próximo domingo para seguir en carrera y poder competir en las generales del 23 de octubre.
Ya en diálogo con Gustavo Sylvestre, a cargo del programa siguiente, Rial notó que sus seguidores en Twitter, más de 800.000, doblan en cantidad el temido piso del 1,5 del padrón que el Frente de Izquierda, que postula a Altamira como candidato a presidente, necesita para sobrevivir a la interna.
«Habría que movilizarlos», deslizó el histórico dirigente del PO. Rápido de reflejos, el conductor convirtió la charla en un hashtag (tema comentado en Twitter) que generó tanta adhesión como polémica: #unmilagroparaAltamira trepó a la cima del podio de trending topic (las consignas más mencionadas en la red social) en pocas horas.
Para Altamira, la iniciativa es «hija de la espontaneidad», del «buen uso de la ironía» y sólo puede verse con buenos ojos. Dentro del frente que lidera, y que además del Partido Obrero integran el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y la Izquierda Socialista, no todos piensan como él. De hecho, la campaña en Twitter abrió un debate interno, con especial rebote en los canales de discusión en Internet, que está lejos de cerrarse.
«Me da la sensación de que el pueblo argentino necesita objetivos altruistas. Creo que se generó una ola de simpatía a la candidez de nuestra propuesta, centrada en conseguir 400 mil votos por una reforma que consideramos proscriptiva, frente a la omnipotencia de la política tradicional. Creo que Rial supo captar eso. Y evidentemente, no se equivocó», analizó Altamira ante la consulta de LA NACION.
Superar la ironía. El candidato rechazó la interpretación, que circula puertas adentro del Frente y también en las redes sociales, según la que «el milagro para Altamira» termina por ridiculizar un tema de peso como es el de la supervivencia (o no) dentro del sistema de partidos.
«Son los que creen que esto es ridículo quienes ridiculizan nuestra lucha. Tienen una visión muy sectaria», retrucó Altamira. «El Partido Obrero y yo tenemos la personalidad suficiente como para ubicarnos por encima de una ironía. Una respuesta semejante no se suscita si el que convoca es un pelele», añadió enseguida.
Entre molesto y divertido, incluso reivindicó el uso político de la ironía. «Si nosotros gobernamos, vamos a defender a muerte la ironía, porque no hay libertad sin ironía. La forma más aguda de la crítica social es la que se manifiesta con ironía», sentenció. Hasta avanzó con una máxima: «En el que no tolera la ironía hay un futuro censor».
Altamira no tiene dudas. El rebote de la «aventura» de Rial en Twitter, suma. «El 1,5 es inconstitucional. Cercena el derecho de elegir y de ser elegido. Proscribir a un partido que tiene personería antes de que pueda difundir sus propuestas y participar es algo que no existe en ningún lugar del mundo. Frente a esto, cualquier recurso que nos ayude a sortear la trampa, como es esta oportunidad para que se manifiesten quienes usan Twitter, suma», concluyó.
Riesgo de ridiculización. Para Christian Castillo, compañero de fórmula de Altamira, la repercusión del hashtag de la polémica se explica, antes que nada, por los spots del Frente, en los que la pelea «por los 400,000» es Leitmotiv, y por el crecimiento de ese espacio en el terreno político.
«Lo del «milagro» es una expresión más de que nuestra denuncia sobre el carácter proscriptivo del piso de los 400.000 votos tuvo impacto», planteó en diálogo con LA NACION. Enseguida, completó: «Que quede claro: si llegamos a pasar el piso, de ninguna manera podrá atribuirse a una campaña en Twitter, sino a un trabajo de militancia en todo el país».
Castillo coincidió con Altamira en que la iniciativa de Rial es irónica, pero se alejó de la lectura positiva de su compañero de fórmula. «No voy a minimizar lo que pasó. Pero el riesgo de ridiculización siempre existe. Frente a eso, nosotros preferimos mantener la campaña por otras vías que ya dieron resultados con la elección de legisladores del Frente en Neuquén y en Córdoba».
Más componedor, concluyó: «Nosotros no queremos que esto siga en la línea farandulera. Pero lo importante es alertar sobre esta proscripción, que es la violación de un derecho. Si alguno nos quiere ayudar por sus vías no le vamos a decir que no».
Aunque es el más comprometido, no sólo el Frente de Izquierda enfrentará el domingo «el fantasma de los 400.000». El requisito también amenaza a los candidatos de Proyecto Sur, Alcira Argumedo y Jorge Cardelli, aunque los votos que Pino Solanas cosechó en la ciudad de Buenos Aires (13 por ciento) les dan algo de aire.