El huracán Irene perdió fuerza de huracán y fue degradado a tormenta tropical en las últimas horas. No obstante, el fenómeno todavía provocaba un alto oleaje en el Bajo Manhattan y el miedo de la población ante posibles inundaciones persistía.
Los fuertes vientos y lluvias torrenciales obligaron a detener el ritmo de una ciudad acostumbrada al movimiento. Las calles se encuentran desérticas y el transporte público, además de los aeropuertos, permanecen sin operar. La postal de la Gran Manzana se asemeja bastante a la de un pueblo fantasma.
Después de su largo viaje por la Costa Este, donde dejó una precipitación de 30 centímetros de lluvia en Carolina del Norte y Virginia, Irene llegó por la mañana a Coney Island, en Nueva York.
El Centro Nacional de Huracanes, con sede en Miami precisó que sus vientos se redujeron a 105 kilómetros por hora y que Irene podría adentrarse aún más a la zona de Nueva Inglaterra por la tarde.
Las inundaciones comenzaron a afectar a algunas calles situadas a la orilla de Nueva York, la ciudad más grande de Estados Unidos. Las autoridades de la ciudad informaron que las lluvias caídas durante la noche superaron la capacidad de descarga del alcantarillado, lo que provocó corrientes en las calles.
El agua de mar procedente del puerto de Nueva York alcanzaba la orilla de la acera del parque Battery, en el extremo sur de Manhattan.
Miedo por inundaciones
En tanto, más de 50.000 personas se quedaron sin electricidad en Nueva York , azotada desde las primeras horas de esta mañana por el huracán Irene con ráfagas de viento y lluvia torrenciales, mientras crece en la ciudad el miedo por las inundaciones, que ya empezaron a producirse.
«El ciclón está entre nosotros», anunció el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, sobre Irene, y pidió a la población que permanezcan en sus casas y no pongan sus vidas en peligro luego de que el fenómeno dejara un saldo de nueve muertos y millones de evacuados en distintas zonas de los Estados Unidos.
Lo hizo durante una conferencia de prensa emitida en directo, en la que también reflejó que se esperan mejoras durante mañana a la tarde.
El fenómeno golpeaba ferozmente los rascacielos de la Gran Manzana con intensos vientos y lluvias, y le daban a la ciudad un aspecto fantasmal. El transporte público se encuentra paralizado y los aeropuertos permanecen cerrados. Las calles, usualmente abarrotadas de ciudadanos y turistas, se presentaban desiertas.
Los apagones ocurrieron en Bronx, Staten Island y Brooklyn, pero sobre todo en Queens, donde unas 25.000 personas están a oscuras, mientras en Manhattan de momento no se reportan cortes del suministro eléctrico.
En toda la costa este de Estados Unidos son 3 millones las personas que están sin electricidad.
El recorrido de Irene
El devastador fenómeno llegó esta madrugada, acompañado de relámpagos, reportes de tornados e intensa lluvia tras su paso por distintas zonas del país. Irene tocó tierra ayer en las costas de Carolina del Norte , azotó a regiones de Virginia con vientos máximos sostenidos de 185 km/h, y se desplazó debilitado hacia Washington y Nueva York a una velocidad de 24 km/h.
Al menos nueve personas murieron ayer por causas relacionadas al ciclón: se registraron accidentes de auto, ataques cardíacos o caídas de árboles en Carolina del Norte, Virginia y Florida, incluyendo un niño de 11 años que falleció cuando un árbol cayó sobre el departamento en el que vivía.
Evacuaciones masivas
Siguiendo de cerca las órdenes de evacuación, habitantes de las zonas de riesgo buscaron techo en casa de un amigo o familiar o en los 91 refugios abiertos el viernes en distintas partes de la ciudad, adonde también acudían turistas.
En pleno centro de Manhattan, en la esquina de la Tercera Avenida y la Calle 25, más de cien personas ya se habían instalado en uno de esos refugios, situado en la Universidad Hunter.
En la vecina Nueva Jersey, más de un millón de personas fueron evacuadas de las costas, informó el gobernador Chris Christie, y se desplazaron al interior del estado, incluyendo al 98% de la población del Cabo May, una aislada localidad que se encuentra en la ruta del huracán.
Los supermercados y tiendas quedaron inundados por personas que se abastecían de alimentos, agua, linternas, baterías, generadores y otros productos.
«El número de clientes se triplicó en los dos últimos días. Las personas ahora dicen ‘esto en verdad va a ocurrir'», comentó Jack Gurnon, dueño de un comercio en el vecindario de Beacon Hill en Boston.
Previsiones económicas
El presidente Barack Obama señaló que el impacto de la tormenta podría ser «extremadamente peligroso y costoso» para un país que aún recuerda la destrucción provocada por el huracán Katrina en el 2005, que causó la muerte de hasta 1800 personas y dejó pérdidas por 80.000 millones de dólares.
Irene fue el primer huracán en tocar territorio estadounidense desde que Ike cayó sobre Texas el 2008.
El secretario de Defensa, Leon Panetta, manifestó que el Ejército estadounidense se encontraba preparado para responder a los daños causados por Irene, con más de 100.000 agentes de la Guardia Nacional disponibles para estados de la Costa Este.