Al menos unos 35 detenidos y 11 heridos, entre ellos nueve policías, se registraron al comienzo de la primera jornada del paro de 48 horas convocado por la principal central sindical del país y que fue calificado por el presidente de Chile, Sebastián Piñera, como un intento por «causar daño» al país.
«La intención fue causarle daño a Chile. Una cosa es una marcha y otra es intentar paralizar un país. Cuando se paraliza un país nadie gana, todos pierden», dijo Piñera en un acto en el palacio presidencial de La Moneda, donde calificó el paro de «instrumento equivocado» de protesta en vez del «diálogo y los acuerdos».
La manifestación fue convocada por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la mayor sindical del país que agrupa al 10% de la fuerza laboral, y tiene un amplio pliego de peticiones.
El paro general es por 48 horas y es el primero que enfrenta el presidente Sebastián Piñera en sus 17 meses de Gobierno. En un primer balance, el gobierno informó que se registran 35 detenidos por desórdenes y uno de ellos por «homicidio frustrado», además de 11 heridos, de los cuales nueve son policías, según el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla.
Varios puntos de Santiago fueron bloqueados temprano por barricadas y se registraron enfrentamientos entre manifestantes y la Policía en sectores cercanos a sedes de universidades, en el centro, y en la comuna de Ñuñoa, en el oriente de la capital, de más de seis millones de habitantes.
Otro enfrentamiento ocurrió en una intersección del sur de Santiago, donde la Policía usó chorros de agua y gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes. Si bien el paro no había logrado paralizar por completo la ciudad, se apreciaba un menor flujo de personas en las calles, oficinas públicas cerradas, al igual que parte del comercio, en especial en el centro de Santiago.
Los bloqueos provocaban alteraciones en el desplazamiento de las personas, pero no habían logrado paralizar la ciudad de más de seis millones de habitantes. «En muy pocas partes está paralizado el tránsito y hay un poco de demora por las barricadas», señaló el ministro de Transporte, Pedro Pablo Errázuriz.
Anoche, previo al inicio del paro, unas 200 personas se manifestaron frente al Palacio de la Moneda con un sonoro cacerolazo, una forma de protesta que en el último mes se ha hecho reiterada en adhesión al conflicto estudiantil.
Los estudiantes, al igual que unas 80 organizaciones sociales y gremiales han adherido al paro de dos días. También los partidos políticos de la coalición opositora de centroizquierda adhirieron a la convocatoria.
En ese sentido, frente a la decisión adoptada en todo el país, el gobierno analiza la aplicación de la ley de seguridad interior, uno de los símbolos y sostén de la dictadura de Augusto Pinochet. La norma establece sanciones más duras para quienes son acusados de infringirla cuando «inciten o induzcan a la subversión del orden público».
El mandatario, en tanto, fustigó a los convocantes del paro: «Causa dolor como presidente ver que hay algunos que en estos mismos instantes están trabajando con mucho esfuerzo y dedicación para que nuestro país se paralice».