Entre las cenizas de una crisis política que puede avivarse en cualquier momento y una España que se aleja del catolicismo, decenas de miles de jóvenes procedentes de multitud de países inundaron las calles de Madrid, en el primer día de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2011, que comenzó ayer con una misa de bienvenida, a la espera de la llegada, mañana, de Benedicto XVI.
Bajo un intenso sol, el cardenal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, dedicó la eucaristía al Papa Juan Pablo II, en el acto litúrgico se utilizó un evangelario con una reliquia del beato, que es un pequeño frasco con un poco de su sangre.
En la celebración eucarística inaugural, María Rouco, les animó a aceptar el reto de “la nueva evangelización” en un mundo marcado por un “rampante relativismo espiritual y moral”.
Rouco no hizo mención ni alusión alguna al Gobierno ni a las leyes sociales aprobadas en las dos legislaturas de José Luis Rodríguez Zapatero (como la del matrimonio homosexual o la del aborto libre en las primeras semanas), que han indignado a la jerarquía católica hasta el punto de salir a la calle a manifestarse, narra el diario El País.
Cabe destacar que al menos 60 mil jóvenes de América Latina y el Caribe. Brasil, con unos 14 mil jóvenes inscritos, y México, con más de ocho mil, son los países que más peregrinos aportan, según cifras de los organizadores de las JMJ.
Anticipan protestas
La llegada de Benedicto anticipa protestas por el costo que generará su visita en momentos en que España atraviesa severas dificultades económicas.
Las críticas son hegemonizadas mayoritariamente por el movimiento llamado los “indignados”, jóvenes que en mayo pasado se manifestaron contra la estrechez económica y el desempleo.
Algunas asociaciones laicas y grupos de sacerdotes también cuestionaron el gasto corporativo sin precedentes que rodea la visita del Papa.
Los críticos dicen que la visita costará unos 100 millones de euros, (mil 700 millones de pesos), pero el Gobierno no ha querido dar una cifra de cuánto dinero volverá al Estado. Una portavoz del Ejecutivo dijo que la mayoría del gasto era en seguridad, incluye el despliegue de miles de policías extra a las calles de Madrid.
Movimientos locales de homosexuales y defensores del aborto libre se unirán a las protestas.