Así lo informó ayer el matutino chubutense El Patagónico, dando cuenta de una nueva temporada de migración de estos enormes cetáceos provenientes de los mares australes, en traslado hacia el golfo Nuevo para aparearse.
Al respecto, el museólogo local César Gribaudo, que hace 18 años lleva el registro de estos desplazamientos, contabilizó alrededor de 150 en 2010 y estima que este año ese número se superará sensiblemente.
El especialista dijo que “incluso se ha incrementado el avistaje de otro tipo de ballenas, como el caso de las ‘sei’ y las ‘jorobadas’, además de algunas especies de delfines de gran porte”.
Los datos de este tipo de relevamiento son enviados al Centro Nacional Patagónico (CENPAT), que tiene su sede en Puerto Madryn y se encuentra vinculado al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Algunas ballenas francas llegan a medir 15 metros de largo y pesar unas 60 toneladas; además Gribaudo recordó que décadas atrás, esta fue una zona de reproducción por excelencia, pero debido a la caza indiscriminada (ahora prohibida), las ballenas buscaron otros sitios para apareamiento, algo que ahora parece revertirse.