Comienza una semana decisiva para Hermes Binner pero también para Cristina Fernández, aún cuando formalice su candidatura en 18 días.
Binner tiene que definir qué hará de su vida: o 1er. candidato a diputado nacional o candidato testimonial a Presidente (obviamente sin posibilidad alguna de pasar a una 2da. vuelta).
Binner quiere saber qué hará Carlos Reutemann, porque eso, cree él, aliviaría su responsabilidad santafecina. Las versiones de que entre miércoles y jueves Reutemann visitará a Cristina Fernández en la Quinta de Olivos le permiten a Binner postergar en todo lo posible su propia definición.
En cuanto a Cristina, tiene que generar algún acontecimiento que le ayude a superar los coletazos del llamado caso Schoklender, un tema complicado para una Administración que tiene a la Fundación Madres de Plaza de Mayo como un ícono ideológico-moral-cultural.
Pero el mayor interrogante es qué harán en su 1ra. semana de trabajo conjunto Ricardo Alfonsín-Javier González Fraga-Francisco de Narváez.
Ellos tienen la obligación de ascender en las encuestas de opinión, de acortar distancias con el oficialismo, de generar esperanzas sobre el futuro, de transmitir un sueño compartido. No tienen mucho tiempo para marcar tendencia.
No pueden vivir pendientes de los errores que cometa el Frente para la Victoria. Ellos tienen que crear sus propios aciertos.
Ellos deben reducir la extraordinaria apatía/incredulidad/desinterés que hay hoy día en el electorado por todos los temas electorales.
Acerca de ese triple reagrupamiento electoral (que podría resultar un cuarteto si se sumara Mauricio Macri), aqui van algunos recortes dominicales:
«(…) Que el gobernador santafesino esté hoy mas cerca de dar el sí obedece a una circunstancia clave: la elección de Javier González Fraga como candidato a vicepresidente de Alfonsín. Cree Binner que si el postulante a número dos de la UCR era un dirigente vinculado más directamente al declamado progresismo (tal el caso de Graciela Ocaña) un tercer espacio con aire de centroizquierda no tendría razón de ser.
Tercera fórmula
Pese a que el ex presidente del Banco Central lejos está de ser un economista ortodoxo, el socialismo ventila que la fórmula radical tiene un aire de centroderecha y que, en esas, circunstancias, un binomio encabezado por Binner atraerá voluntades no sólo del progresismo que no abona al kirchnerismo sino también de muchos radicales disconformes con los pasos que dio Alfonsín.
El gobernador pidió a a un par de colaboradores que monitoreen los ánimos del radicalismo santafesino de cara a su postulación presidencial. Rápidamente ayer los socialistas fueron anfitriones de un núcleo de dirigentes de todo el espectro frenteprogresista santafesino y concluyeron que los radicales no romperán la coalición de gobierno provincial si Binner es candidato a presidente.
Una de las razones que desde hace mucho convenció a Binner de no ser compañero de fórmula de Alfonsín tiene que ver con la dificultad que le hubiera acarreado hacer campaña directa contra Cristina Fernández de Kirchner, si es que la presidenta va por la reelección. Esa opción hubiera convertido a la provincia de Santa Fe en una plataforma de aterrizaje nacional en el mismo momento de la tarea proselitista para decidir quién será el gobernador.
Ahora, una fórmula encabezada por Binner competirá directamente contra Alfonsín y Elisa Carrió, dividiendo en tres los votos no kirchneristas, además de las opciones que se levanten en otros espacios no ligados al progresismo. Ayer, una importante fuente kirchnerista nacional reconoció a La Capital que ese escenario será “perfectamente funcional” a las aspiraciones de la presidenta.
Cambio de planes
Como por arte de magia las voces que hace una semana aseguraban desde el socialismo que este no era el momento de pegar el salto hacia una candidatura presidencial ayer mutaron hacia la aceptación de la nueva realidad. Sin embargo, Binner no deja lado su habitual racionalidad a la hora de la gran decisión y se pregunta: ¿Será su candidatura un salto hacia adelante o un paso en falso atento a otras experiencias de centroizquierda que terminaron luego fagocitadas? Se posan sobre el imaginario las frustradas aspiraciones de poder del Frepaso y, mucho antes, del Partido Intransigente.
Cambio de planes
El socialismo sigue siendo un partido acotado territorialmente con dos responsabilidades supremas: la ciudad de Rosario y la provincia de Santa Fe. “Nosotros sabemos eso. Es lo que estamos analizando por estas horas. Pero también nos damos cuenta de que la oportunidad que se nos presenta difícilmente se vuelva a repetir. Y, además, Hermes es un militante”, dijo ayer una referencia importante del PS.
(…)».
«(…)
El fin de la novela entre la UCR y el socialismo para conformar la fórmula Ricardo Alfonsín-Hermes Binner, dejó atrás un modelo de alianzas antiguo y que no se corresponde con un cuadro de expectativas como el actual. La apuesta al pragmatismo que hacen los radicales inyectó el factor sorpresa a un proceso que no se caracterizaba por producir novedades importantes.
La designación de Javier González Fraga como compañero de Alfonsín, más el acuerdo formalizado con Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires, muestran la búsqueda de un camino para llegar más allá del voto partidario. Hay segmentos de la sociedad a los que no les interesan la pureza doctrinaria ni los encasillamientos ideológicos. Sólo quieren tener una alternativa de cambio. Y el gesto radical pretende construirla. (…)
Sin embargo, y más allá de los grupos activos, la indiferencia hacia la actividad política sigue predominando en cualquier encuesta. El calendario electoral que señala sucesivas elecciones en Capital Federal, Santa Fe y Córdoba, para tomar sólo los grandes distritos, será una buena mesa de ensayos para detectar el humor social hacia las presidenciales de octubre.»
Horacio Verbitsky en el diario Página/12 dispara contra Javier González Fraga, Mario Brodersohn y se olvida de que si hay un Gobierno que ha incumplido fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre jubilados y pensionados es el del Frente para la Victoria que Verbitsky apoya:
«(…)
Las definiciones de Alfonsín comenzaron poco antes de nominar a JGF. Durante una visita a la entidad patronal que agrupa a los mayores terratenientes de la pampa húmeda, Carbap, expuso su propuesta de eliminar en forma inmediata las retenciones al trigo, al maíz y a las economías regionales y, en forma gradual, a la soja. Sus anfitriones de Carbap rebosaban de alegría porque el candidato se apartó de la Federación Agraria, que apoya escalas diferenciales según el tamaño de la explotación. Tuvo un “discurso productivista”, celebró uno de los carbapianos, punta de lanza de la confrontación patronal con el gobierno del primer Alfonsín.
Es posible que este anuncio ya hubiera sido consultado con JFG, quien propicia en forma insistente el reemplazo de las retenciones por un nuevo endeudamiento del Estado, al estilo de lo que sucedió durante la Presidencia del padre de su compañero de fórmula y que culminó con lo que Lavagna bautizó como “festival de bonos”.
Según González Fraga, el Estado entregaría a los exportadores títulos públicos, cuya cotización ronda el 80% del valor nominal, que luego se realizarían en el mercado financiero, que es la especialidad de este curioso “productivista”, según el basto neologismo duhaldista. González Fraga prevé que las retenciones a las ventas externas de soja volverán al 10% en 2014, el nivel que tenían cuando Duhalde ocupaba el Poder Ejecutivo.
Este camino incrementaría la deuda pública, cuya reducción está en el núcleo principal de las políticas de los dos gobiernos kirchneristas. El propio González Fraga, al argumentar su propuesta ante la Sociedad Rural en marzo de 2010, reconoció que la merma de las retenciones también debería compensarse con un proporcional aumento tarifario, lo cual describe bien de qué bolsillos saldrían los ingresos adicionales que esto aseguraría al complejo granario.
Uno de los negociadores radicales para el acercamiento de JFG fue el ex secretario de hacienda del padre de Alfonsín, Mario Brodersohn. El año pasado, en oposición al Fondo del Bicentenario que la presidente CFK constituyó para pagar compromisos externos con Reservas del Banco Central, Brodersohn propuso que el Tesoro comprara los dólares excedentes del comercio internacional, endeudándose en pesos “con el sector privado colocando Letes”, y con ellos pagara la deuda.
En las últimas ediciones de su libro clásico, Aldo Ferrer cuenta cómo funcionó hace dos décadas el plan Brodersohn-González Fraga: “La política monetaria era restrictiva hacia la actividad interna y expansiva respecto del Tesoro. El resultado fue el aumento de la tasa de interés y la esterilización de la liquidez mediante el incremento de los encajes remunerados de los bancos y la colocación de los títulos públicos para absorber la liquidez excedente. Al promediar 1988 la inflación estaba otra vez desbocada, la economía en recesión, el desempleo en aumento, los salarios reales en baja y la deuda externa también en aumento”.
Otro integrante de aquel equipo económico, Roberto Frenkel, escribió que el gobierno de Alfonsín redujo el déficit fiscal “avanzando por las líneas de menor resistencia”. Por si alguien no entendió, aclara: “sueldos y jubilaciones”, lo mismo que volvería a intentar De la Rúa. Un valor adicional de estas afirmaciones es que ni Ferrer, ni Lavagna ni Frenkel tienen animosidad alguna hacia Alfonsín, cuyo gobierno integraron en posiciones destacadas, ni hacia su hijo. (…)».
«(…) En el escenario electoral, la operación de Alfonsín y los radicales luce relativamente bien encaminada. Bonaerense cabal, configura en su cabeza un armado electoral fuertemente territorial. No podía llevar de acompañante en el país a un correligionario, cuando en la provincia de Buenos Aires cerró un audaz acuerdo con De Narváez. La fórmula presidencial RA-JGF le proporciona armónica coherencia a la ambiciosa perspectiva de un radicalismo que aspira a recuperar esa centralidad que hace apenas un lustro lucía inimaginable.
Pero, ¿qué Alfonsín es quien cierra la estéril, frustrante y hasta patética negociación con Hermes Binner y a renglón seguido despliega esta variable? ¿Es el mismo que invirtió todo el verano y lo que va del otoño en tratar de adivinar qué quería hacer, con quién, cuándo y cómo el frugal gobernador santafesino? Alfonsín deberá ir dosificando un renovado discurso de campaña que ahora se le presenta muchísimo más rico en posibilidades, porque el cepo cerrado del frente de «centro izquierda» obligaba a los radicales a tolerar el maltrato serial de personajes que nunca han ocultado su profundo desprecio por la UCR.
Binner sabía lo que hacía cuando se dejó cortejar por un admirador explícito de Hugo Chávez, como Pino Solanas, y por un gracioso incontinente como el cordobés Luis Juez. ¿Cómo hubiera sido posible tal frente político si Alfonsín y Binner se deberían haber forzado a coexistir con aliados imposibles?
Está también el problema de los contenidos, que es el central. Alfonsín, un hombre que ha leído mucho y tiene un corazón marcadamente socialdemócrata, se vio obligado a sobreactuar su «progresismo» para que Binner no le soltara la mano. Esa verborragia de la «distribución de la riqueza» aparecía recargada por la necesidad de Alfonsín de no espantar a un Binner cuyos titubeos, ahora se sabe, no fueron casuales. El médico santafesino hizo en los hechos, aunque no en las palabras, todo lo posible para que ese acuerdo no prosperara. A ninguna parte iba Alfonsín con Solanas y Juez, que en cambio sí lo necesitan a Binner como figura de alcance nacional.
(…) El panorama, así, se llena de sentidos. La inclusión de González Fraga con la fuerte bandera anti-hegemónica y republicana de recuperar el gobierno de las instituciones, con verdadera separación de poderes, es un marcador importante de sentidos ante la evidente decisión de Cristina Kirchner de pedir que la voten para conducir el país hasta 2015. Después del caso Cobos, el kirchnerismo quedó escaldado como para querer que el tercer período de su peripecia gubernamental se encare con sapo de otro pozo.
De este modo, el binomio RA-JGF adquiere una plausibilidad centrista que -en teoría- se presenta como atractiva. Pero de la teoría a la realidad hay un trecho grande. El peronismo más clásico, cuya fuerza no debería subestimarse (sobre todo si Cristina designa como compañero de fórmula a uno de los impacientes y eléctricos «cuadros» ideologizados de La Cámpora), ya cierra filas detrás de Eduardo Duhalde, cuya ambulancia ha recogido al cascoteado chubutense Mario Das Neves, quien termina mandato en su provincia fracasando como presidenciable y encima dejando un gobernador heredero que ya fumó la pipa del acuerdo con la billetera federal. (…)».
«(…)
Algunas señales de alarma que habían sonado hace diez días, cuando una encuesta insospechada para el peronismo todo, y eso incluye al kirchnerismo, otorgaba a Eduardo Duhalde el segundo lugar en intención de voto, detrás de Cristina, se potenciaron sobre el cierre de la semana con dos datos: la ratificación, por si hacía falta, de esos números por parte de otras dos consultoras, y el anuncio del ex presidente de llevar como compañero de fórmula al gobernador del Chubut, Mario Das Neves.
Al mismo tiempo, se produjo la definición en el seno del radicalismo, con la confirmación de la estratégica alianza con el peronista disidente Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires, y la nominación del economista Javier González Fraga para acompañar a Ricardo Alfonsín como su candidato a vice.
De entre todas esas novedades, se produjo una que resultaría clave hasta para entender la atención que, en el oficialismo, se ha prestado a esos movimientos: Duhalde reconoció que no dudaría en apoyar a Alfonsín, si el radical lograse alcanzar una segunda vuelta para enfrentar a Cristina o al candidato de la Casa Rosada, si no fuese ella.
Voces duhaldistas decían, horas después de esa definición, que no hubo ninguna inocencia en las palabras del caudillo. Buscó plantar de antemano la posibilidad de un escenario electoral en el que, de ocurrir al revés las cosas y fuese él mismo el depositario del pase a la siguiente ronda, recibiese en las urnas el apoyo de los radicales y sus aliados.
Al menos dos fuentes de la UCR que conocen el pensamiento alfonsinista dijeron que de ningún modo podía cerrarse posibilidad alguna de cara a los apoyos que deberían gestarse en esas circunstancias; hablando claro: en el caso de que el bendecido en las urnas fuese el ex presidente interino.
Se reconoce, asimismo, en uno y otro cuarteles, que las dos fórmulas lanzadas al ruedo, sin importar todavía lo que resuelva el socialismo de Hermes Binner, a quien sus socios de la centroizquierda empujan para que asuma una candidatura presidencial con Margarita Stolbizer como eventual compañera de fórmula, reconocen, a priori, el apoyo de cerca del sesenta por ciento del electorado que nunca votaría por el oficialismo. Y eso incluye a radicales, peronistas disidentes, al peronismo federal residual, a la centroderecha de Mauricio Macri, con quien Duhalde de ningún modo ha roto puentes, y, de hecho, la importante porción de ciudadanos independientes que, por caso, apoyan al denarvaísmo en la provincia de Buenos Aires.