Mónica Rabolli dice que tiene una mezcla de emociones: excitación, miedo a que algo salga mal y entusiasmo por lo que viene. Es la co-investigadora principal de la misión SAC-D, el satélite argentino, que mañana se lanza desde Vandenberg, EE.UU.
Mónica lleva consigo todas las sensaciones del centenar de investigadores que podrá trabajar con los datos que el satélite provea desde 657 kilómetros de altura. Son 15 grupos de trabajo que recibieron subsidios del Ministerio de Ciencia de la Nación. Además hay otros 20 grupos de otros países que utilizarán la información del SAC-D.
Pero Rabolli junto con Sandra Torrusio son los responsables de asegurarles buena calidad de información a los investigadores. “Pero también entregaremos datos ya elaborados a otra gente que los solicite y los difundiremos al público en general”, cuenta Rabolli en la presentación ante la prensa de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) en un hotel de la ciudad de Buellton, cerca de la base de lanzamiento en Vandenberg.
Entre los proyectos de investigación se incluye el estudio de la convección atomosférica en el norte de Argentina; medir la humedad y temperatura del suelo para mejorar los pronósticos de cosecha; el estudio del mar y su relación con los focos de enfermedades o monitorear la ceniza volcánica.
“Participé de los otras misiones, pero es la primera vez que estoy en un lanzamiento y tan involucrada con un satélite”, comenta Raboll