El caso del rastreo de localizaciones por parte de los dispositivos inteligentes mantiene en vilo por estos días a la comunidad tecnológica.
La semana pasada, los británicos Alasdair Allan y Pete Warden difundieron que tanto el iPhone -a través del iOS 4- como el iPad 3G almacenan en un archivo oculto datos sobre el paradero de sus propietarios.
Más allá de las acusaciones de Steve Jobs -quien no encontró mejor defensa para Apple que un buen ataque a Android-los otros dos gigantes no tardaron en caer.
Primero fue un informe del Wall Street Journal, que confirmó que el sistema operativo de Google también transmite regularmente la ubicación de los usuarios. Y ayer, el portal tecnológico Cnet hizo lo propio con Windows Phone de Microsoft .
Es mucha la información que circula estos días, así como las preguntas al respecto: ¿Para qué quieren las empresas conocer la ubicación y movimientos del usuario? ¿Hay alguna forma de impedirlo? y, por otro lado -si bien en el caso de las empresas se trata de una violación deliberada a la privacidad- ¿no hacemos lo mismo los usuarios, y por voluntad propia, al utilizar servicios de geolocalización como Foursquare?
En cuanto a la primera cuestión, Apple manifestó en una oportunidad que rastreaba la ubicación de sus usuarios «para crear una base de datos de ubicaciones y torres de telefonía celular», pero también garantizó que dicha información pasaba por «un proceso que la volvía anónima».
Lo cierto es que últimamente se reveló que Apple, al igual que los otros casos, no sólo lleva a cabo esta práctica sin el consentimiento del usuario, sino también lo hace sin proteger su identidad.
En suma, la compañía puede conocer detalles sobre su identificador único, las redes Wi-Fi cercanas y las coordenadas exactas del GPS, lo cual entrega la localización del usuario.
Más aún, el sitio Apple Weblog confirmó que el iPhone y iPad «sigue guardando las locaciones aún cuando deshabilitamos la locación».
Pese a la negativa de Jobs, quien afirmó que «las informaciones que circulan son falsas, algunos gobiernos -entre ellos Alemania, Corea del sur y los EEUU- iniciaron demandas y solicitaron explicaciones a los involucrados.
Google manifestó a modo de defensa que «toda la información que se comparte sobre la ubicación es optativa para el usuario». Además, «cualquier dato de localización se envía de regreso a los servidores de Google en forma anónima y no está vinculado al usuario».
La situación, hoy
De acuerdo con lo obtenido por las investigaciones hasta ahora:
Apple crea un archivo dentro del teléfono, con información que susdispositivos iPhone y iPad almacenan durante un año.
Android solicita permisos de seguridad para acceder al archivo que registra la ubicación, que sólo consiste en un puñado de datos.
Windows Phone directamente no crea un archivo dentro del equipo, pero sus dispositivos envían a la empresa de Redmond el identificador único del celular, detalles sobre las redes Wi-Fi cercanas y las coordenadas exactas del GPS, según Cnet.
¿Cuáles son los riesgos?
En primer lugar, el peligro reside en la pérdida o robo del aparato, ya que el archivo es visible por cualquier persona que conozca su existencia. De esa manera, el individuo en cuestión podría conocer todos los movimientos del dueño.
Por otro lado, el mal menor pero no por eso menos preocupante, es la posibilidad que ese archivo sirva a las empresas para enviar publicidad segmentada a los usuarios, algo que para muchos ya representa una especie de Gran Hermano de Orwell observándonos a través de la tecnología.
¿Cómo sigue la controversia?
Según informó El País hoy, el Congreso de los EEUU «invitó» a Google y Apple a una audiencia acerca de la preservación de datos privados.
Por otro lado, la Comisión de Energía y Comercio citó a Google, Microsoft, Nokia, Research in Motion y Hewlett-Packard para interrogar a sus altos mandos. Intentarán averiguar si estas compañías «obtienen o comparten información sobre los desplazamientos de los clientes de sus móviles».