Con el anunciado término de actividades de la manufacturera de prendas de vestir deportivas de alto costo para la industria nacional, que incluso se exportaron a Argentina, se termina el sueño que acariciaron los pioneros de la actividad del resurgimiento industrial en esta comuna, que con gran optimismo estimaban que Porvenir sería el “centro textil de Chile”. Entre otros, así lo había vaticinado -con legítimo orgullo en su momento- el ex gerente de Textiles Porvenir y Cameron, y de la también desaparecida Textil Austral, Arturo Curtze Sancho.
Claro, porque durante el “auge” del despertar del desarrollo industrial y siempre bajo las ventajas que dispensaban las leyes de excepción que rigen en Tierra del Fuego, llegaron a existir en Porvenir nada menos que nueve empresas textiles. Estas eran Montaña Sport (que siempre funcionó a “media marcha”), Textiles Porvenir (vigente, con menor producción), Textil Cameron (con procesos esporádicos), Textil Austral (cerrada hace 3 años), Hilandería Magallanes (cerrada este año), Textil Corma Magallánica (famosa por su fraude al fisco), Textiles Mistral Magallánica y Textil Mejillones (en actividad). A las que se agregó -hace un par de años en Cerro Sombrero- Textil Polo Sur, hoy en pleno funcionamiento.
Además, se habían establecido como parte complementaria de esas industrias, diversas microempresas relacionadas que prestaban servicios menores a las plantas mayores o vendían a los residentes. Así existió un par de fábricas de parkas y buzos, y una de servicios de estampados y proveedora textil, que aún existe y que realiza trabajos al Ejército y otros estamentos.
También muchas dueñas de casa y vecinos de la comunidad se beneficiaban ejecutando terminaciones diversas en sus hogares y hasta los internos de la cárcel local, por cerca de un año, hacían el proceso de deshilachado de jeans y otras prendas elaboradas a nivel local.
Una historia errática
Además de los problemas legales que enfrentaron las empresas Montaña Sport y -más tarde- Corma Magallánica (con el escándalo de los jeans producidos a 75 mil pesos por unidad y la cesantía que ocasionó a más de 300 empleados, al detectarse en sus operaciones fraudulentas), vino el cierre de la Textil Austral, en cuyas dependencias se instalaría después Mejillones. En tanto, Textiles Porvenir bajó sus niveles de producción de sacos harineros y Textiles Cameron sólo produjo un envío de sus telas ignífugas a Inglaterra, cuya provisión posterior fue rechazada por no cumplir los estándares de resistencia exigidos, prestando posteriormente sólo eventuales servicios a la primera.
Y este año -hace menos de un mes- los propietarios de Hilandería Magallanes comunicaron el cierre total de su planta de hilos, debido al aumento de costos de la materia prima, variaciones del mercado y otros problemas (entre ellos, el restar los reintegros por transporte dentro de la zona de la Ley Navarino), que hacían insalvable su continuidad.
El viernes, para completar el cuadro depresivo de la industria textil en suelo fueguino (al igual que en el resto del país ante la arremetida de prendas orientales), el gerente de Textiles Mistral, Gustavo Jeldes, les informó a sus 68 trabajadores que la empresa debía cerrar y que habría reducción de personal, “debido a problemas financieros”. De hecho, ya no llegaba materia prima a la elaboradora y sólo se está terminando de procesar la que queda.
Fuente: La prensa Austral