(Río Grande, 24 de febrero de 2011) – Un nuevo estudio publicado hoy por la revista JAMA (The Journal of the American Medical Association) muestra que el metabolismo de la glucosa en el cerebro aumenta cuando se acercan las antenas de los celulares al oído.
Desde la invención de la tecnología celular siempre se han tenido sospechas sobre los riesgos de su uso, pero para los investigadores, la mayor preocupación son los posibles efectos cancerígenos de las emisiones de radiofrecuencia modulada (RF-EMF) de los celulares.
«El dramático aumento en todo el mundo del uso de teléfonos celulares ha llevado a preocuparnos sobre los posibles efectos nocivos de la exposición a campos electromagnéticos de radiofrecuencia modulada», señalan los investigadores del Instituto Nacional de Salud (NIH) de EE.UU.
Los científicos, dirigidos por la doctora Nora Volkow, encontraron que las personas que usaron el teléfono celular durante 50 minutos al día tuvieron un aumento del metabolismo de la glucosa en el cerebro. La glucosa es un marcador de la actividad cerebral.
La doctora Volkow y sus colegas analizaron la imagen cerebral de 47 individuos a los que durante un año les colocaron durante un periodo de 50 minutos todos los días dos teléfonos móviles, uno en la oreja derecha y otro en la izquierda, alternadamente uno encendido y el otro apagado, o los dos apagados para comparar los diferentes resultados de la exposición.
Para poder ver la reacción del cerebro emplearon imágenes de tomógrafos que permiten ver la actividad cerebral y tras inyectarles fluorodesoxiglucosa (18F), un símil de la glucosa que es utilizado para medir el metabolismo cerebral, notaron los cambios en la actividad cerebral.
Los científicos descubrieron que el metabolismo de todo el cerebro fue diferente entre el encendido y el apagado, pero advirtieron que en la región más cercana a la antena del cerebro (la corteza orbitofrontal y el polo temporal) fue significativamente mayor, allí, el metabolismo de la glucosa fue cerca de 7% mayor con respecto al período en el cual el teléfono estuvo apagado.
«Estos resultados proporcionan evidencia de que el cerebro humano es sensible a los efectos de la exposición aguda de la RF-CEM que transmiten los teléfonos celulares», indicaron los investigadores que aún no pueden precisar si esto podría generar algún tipo de anomalía.
De todos modos, aclararon que los estudios que asocian el uso de teléfonos móviles al aumento del riesgo de padecer cáncer en el cerebro «siguen sin resolverse».