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Una furiosa oleada de protestas durante 18 días continuos, finalmente derrocó al presidente egipcio Hosni Mubarak, después de 30 años en el poder, desatando festejos en las calles y enviando una señal de alerta a los líderes autoritarios del mundo árabe y de otros países.
Mubarak, de 82 años y segundo líder árabe en ser derrocado por una revuelta popular en un mes en la región (el primero fue el de Túnez), entregó el poder a las fuerzas armadas tras las inéditas protestas contra la pobreza, la corrupción y la represión, en los que se apoyó durante su mandato.
El vicepresidente Omar Suleiman dijo que un consejo militar, se hará cargo de la nación árabe más poblada hasta septiembre, fecha en que fueron prometidas elecciones presidenciales libres. El gobernante «ha decidido renunciar a su cargo de presidente de la República», informó Suleimán en la televisión pública, y agregó que Mubarak encargó al Consejo Militar Superior para que administrara los asuntos en las «circunstancias difíciles que el país está atravesando».
Los egipcios celebraban eufóricos en un ambiente de carnaval en las calles, y la gente se abrazaba en la plaza Tahrir de El Cairo, el principal foco de las protestas. Otros simplemente lloraban de alegría.
«La pesadilla terminó», dijo Saad el Din Ahmed, un sastre de 65 años, en El Cairo. «Ahora tenemos nuestra libertad y podemos respirar y demandar nuestros derechos. En la era de Mubarak, nunca tuvimos un buen día. Con suerte ahora veremos tiempos mejores», sostuvo Mostafa Kamal, un vendedor de 33 años.
Sin embargo, hay dudas sobre hasta qué punto el Ejército, comandado por el mariscal Mohamed Hussein Tantawi, el veterano ministro de Defensa de Mubarak, está dispuesto a instaurar una democracia, especialmente porque el proscrito partido de los Hermanos Musulmanes es una de las fuerzas mejor organizadas.
Funcionarios estadounidenses familiarizados con el Ejército egipcio, patrocinado por Washington, dicen que Tantawi, de 75 años, siempre se ha resistido al cambio. En un comunicado, el consejo militar indicó que tomaría medidas para abrir una fase interina y que espera cumplir con las esperanzas del pueblo. Subrayando la posición imparcial que han tenido hasta ahora, las fuerzas armadas elogiaron a Mubarak por renunciar «para el interés de toda la nación» y a los «mártires» que murieron protestando.
Según informó el canal Al Arabiya, el mando supremo de las Fuerzas Armadas disolverá el gobierno y el Parlamento. El alto consejo militar pretende ejercer el poder junto a la cúpula del Tribunal Constitucional egipcio. Horas antes, se había reportado que Mubarak y su familia habían abandonado El Cairo desde una base militar en los suburbios y habían viajado al resort del Mar Rojo de Sharm el-Sheikh.
Ante la negativa de ayer del presidente egipcio a dejar el poder, en las primeras horas del día, manifestantes enfurecidos habían prometido profundizar la protesta pese al pedido del Ejército, que había llamado a poner fin a la revuelta dando a conocer garantías para aliviar la crisis.
La Cancillería argentina emitió un comunicado luego de los sucesos vividos hoy en Egipto. «Ante los acontecimientos que han tenido lugar en la República Árabe de Egipto, la Cancillería expresa el deseo del pueblo argentino de que el pueblo egipcio avance en una transición democrática en un ambiente de paz y tranquilidad, y en el marco del pleno respeto de los derechos humanos. La República Argentina anhela que esa transición haga posible el cumplimiento de la voluntad de la sociedad egipcia, manifestada en las calles en las últimas semanas».