(Río Grande, 18 de enero de 2011)
Se terminó el conflicto, ahora hay que mirar hacia adelante
A los ciudadanos de Tierra del Fuego, nos bastó siete días, en los cuales se nos privó de salir de la provincia para darnos cuenta que ahora es tiempo de peticionar ante nuestros representantes para que se pongan a trabajar en serio en un proyecto de conexión con el continente y por el futuro de nuestra provincia.
En esta semana muchas cosas sucedieron y unas cuantas más debieron soportar los fueguinos, por ejemplo privaciones, humillaciones y hasta discriminaciones por el sólo hecho de pretender atravesar obligados un país para seguir transitando el propio.
Decimos que hay que mirar hacia adelante, porque de nada sirven los rencores y lo que es peor ser xenófobos, porque desde el odio nada se construye.
Seguir adelante significa exigir que nuestros representantes se pongan a trabajar, pero que lo hagan en serio, para lograr la conexión con el continente.
Para ello deben reunirse las fuerzas vivas, los partidos políticos y todos aquellos que ostentan cargos públicos, municipales, provinciales y nacionales para aunar un proyecto con el Gobierno Nacional que permita a través de cualquier vía marítima lograr un sueño de años, que es transitar por nuestro país y así no tener que sortear dificultosos caminos y engorrosos trámites fronterizos.
No es momento de señalar las fallas que hubo en esta situación que atravesaron los habitantes de la provincia, tampoco es momento de publicitar lo que se hizo, porque es una obligación del estado provincial, municipal o nacional de asistir a los ciudadanos en dificultades.
Es hora de trabajar, de proyectar y de ejecutar un proyecto para que esta bendita Tierra del Fuego de una vez por todas sea conectada con Argentina.
Esta demostrado que técnica y económica que la conexión argentina es perfectamente factible, solamente los egoísmos políticos, la inacción, la incapacidad de los funcionarios locales y del desinterés del gobierno nacional son la causa para que los fueguinos, sigamos dejando fortunas en derechos de paso de servidumbre en territorio chileno y lo que es mucho más grave ser rehenes de las crisis políticas de ese país.
Es hora de trabajar y no de prometer.