Una frase parece condensar el espíritu de la nueva aventura en conjunto de Tute y Hernán Lucero. «Extranjero seré, mi vida / Perdido en pasajes de ayer», escribió el primero y cantó el segundo en «El extranjero», el segundo de los Tangos nuevos del reciente disco de la dupla. En esa lírica de añoranza y melancolía, más una instrumentación sólida en el clasicismo, asoma un resumen.
El dibujante y el cantor ya habían probado la fórmula en el conjunto Bardos Cadeneros. Y en Tangos nuevos la perfeccionan. El disco es la confirmación de que Tute, popularmente conocido por sus dibujos en La Nación, es un poeta que excede su marco creativo más conocido. Y que hace rato dejó de ser «el hijo de Caloi».
Para acercarse al tango con nuevas composiciones, Tute elige hablar desde ese lugar de extranjero, pero no en el espacio sino en el tiempo. «Y en una calle sin final / La violetera espera / Colgar con lírico cantar / Un ramo de su ojal», plantea de entrada nomás en «Don Anselmo». Es ese escenario el que añoran las letras.
Pablo Fraguela y Nicolás Ledesma, directores musicales de una amplia mayoría de los tangos canción del disco, forman un tándem homogéneo. Y tanto Lidia Borda como Dolores Solá, ambas invitadas, no sólo aportan sus cualidades vocales sino que se acoplan conceptualmente al alma del disco. Sobre todo Borda en un bellísimo dúo con Lucero en «Mentiras».
La música acompaña ese espíritu, en las tres orquestas armadas para la ocasión. Y es creíble porque la premisa no parece ser el homenaje sino la convicción de que ese paraíso perdido en el tiempo puede recrearse desde el hoy. ¿O no hay atemporalidad acaso en un verso como «Sólo una cosa pide el amante / Es el deseo de quien ya se va / Que no le borren aquel instante / Del primer beso ni su ansiedad»?