La Tierra del Fuego tiene casi cinco siglos de historia. Surgió en medio de la esperanza de un náuta audaz y voluntarioso, siguió entre la decisión de nuevos conocimientos y los deseos de colonización. En sus costas hubo una sostenida pugna de prevalencias y, si bien tuvo períodos de relativa quietud, fue un objetivo para los exploradores y un motivo de atracción para los estudiosos. Cuando el descubrimiento del estrecho de Magallanes, se la consideró la parte septentrional del continente austral. La verdad se supo cuando se halló el nuevo paso, el del Cabo de Hornos.
Muchos nombres de la Historia Universal están escritos junto a sus estrechos, sus canales, sus montes, sus islas, sus puertos, sus caletas, sus ríos y tremendos escollos. Españoles, ingleses, holandeses, franceses, acompañados de italianos y portugueses, de germanos y nórdicos, fueron y volvieron. Pueden imaginarse todavía los gritos de triunfo, pero sobre uno como fondo de lamentos por los fracasos.
La larga historia no supone permanencia en el lugar. Si primero se hablaba de “terra incógnita”, luego se mencionó lo de “terra inhóspita”. El primer conocimiento no fue una contribución positiva a poblar. Hace un siglo solamente que el hombre blanco llegó para quedarse, y aún así las alas de la tragedia rozaron las frentes de los más decididos..
Luego del 12 de octubre de 1885 -en que comenzó a flamear la Bandera Nacional en Ushuaia- se inició la acción gubernativa, a cuyo control escapó prontamente la privada, al norte de la cordillera, en las planicies onduladas que nacen en el cabo Espíritu Santo al norte de la bahía de San Sebastián. Se inauguró el período de los pioneros, cuyos rebaños se multiplicaron en los pastizales vírgenes.
Mientras los gobernadores se debatían en la impotencia, determinada por la falta de recursos, fueron fundadas las primeras estancias en los dominios vastos del imperio del progreso. De las áureas arenas de El Páramo, que enriquecieron a unos pocos y fueron causa de locura para muchos, se pasó al oro blanco, representado por las ovejas. Luego apareció el oro negro surgiendo de las entrañas de la tierra bajo la forma de petróleo. Más tarde, como quien dijera recién, la industria y el turismo son el signo más destacado de una nueva etapa.
Puede mirarse más atrás todavía. No puede ser olvidado el aborigen, con su naturaleza y su espíritu, su forma de vivir y sus arcanos. Algunos investigadores consiguieron rehacer una buena parte del cuadro destrozado por la impiedad, quedando muchos claros en la recomposición, que aún hoy científicos tratan de desentrañar. El aborigen ya no está sino como elemento de evocación que los descendientes se esfuerzan en actualizar, pero es figura que se yergue desde el pasado, cargada su imagen de admoniciones.
El cambio es grande, profundo y será multifacético. Se emprendió un camino por el cual no se regresa. De la ganadería se pasó a la industria frigorífica, el bosque dio nacimiento a la industria de la madera, la riqueza del mar sigue estando allí, el petróleo trajo un atisbo de energía multiplicadora y la industria electrónica, plástica y textil, finalmente dieron la fisonomía de la geografía humana que hoy vemos.
Antes prisionero de los factores naturales adversos, el hombre consiguió invertir las posiciones y hoy es el elemento dominante. No se conforma con serlo: quiere y lo consigue en mayor grado, que cuanto constituye la geología, la fauna y la flora, de valores excepcionales, se convierte en riqueza. Andando sobre la realidad avanza hacia lo que vendrá. Su victoria, hecha de tiempo, sacrificios y fe, será una modificación substancial de lo existente.
LA REALIDAD FÍSICA
1. El marco escenográfico.
En una época lejana el continente americano fue escindido en su extremo austral por uno de los tantos movimientos geológicos de grandes consecuencias, abriendo ese canal que desde cinco siglos se denomina estrecho de Magallanes. Una isla grande contorneada por infinidad de islas menores y de enormes peñascos quedó formada en la parte sur. Tal es su magnitud que los descubridores del paso entre el Atlántico y el Pacífico dieron en creer que se trataba de otro continente : Terra Australis Incógnita.
La zigzagueante abertura ocurrió por el este en una zona de transición, mientras que por el centro y el oeste lo separado guarda relación orográfica y también hidrográfica con la parte norte. La Cordillera de los Andes se hunde para dar paso al estrecho y resurge en la otra orilla, orientándose hacia el este para llegar de nuevo al mar. El agua y la roca, el hielo, nieve y bosques, ofrecen la más intrincada geografía en interminable sucesión de paisajes.
El sol y las lluvias licúan las cimas heladas y las laderas blancas, formando chorrillos que bajan hacia los valles, penetran en las onduladas llanuras, y a veces, uniéndose entre sí, desaguan en el mar a través de los ríos. Otros alimentan lagos que se nutren de agua de deshielo. Geólogos, hidrógrafos y estudiosos de la naturaleza han investigado y descripto la Tierra del Fuego para establecer su conformación y para dar conocimiento de lo que caracteriza a la naturaleza austral.
2. La jurisdicción de Tierra del Fuego.
La Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur está formado por la parte O de la Isla Grande, separada del resto de ésta por la línea fronteriza que, comenzando en el cabo Espíritu Santo, baja derechamente al canal Beagle por el meridiano de 68° 40 Oeste de Greenwich, sigue a lo largo de este canal y continúa por el Moat. Lo que está al O y S es de Chile. Sigue por el sector argentino de la Antártida, según lo delimitan el meridiano 24 por el E y meridiano 74 por el O, con el paralelo 60 por el N, hasta el mismo Polo Sur. Las islas llamadas del Atlántico Sur son las Malvinas, De los Estados, Sándwich, Georgias y las Orcadas.
La superficie total es de 1.268.195 km2 según el Instituto Geográfico Argentino, con la siguiente distribución: Isla Grande de Tierra del Fuego 20.912 km2; Antártida Argentina 1.230.000; Islas Malvinas 11.718; Islas Orcadas del Sur 1.064; Islas Georgias del Sur 3.850; Islas Sándwich del Sur 300; Isla de los Estados 530; otras islas menores 300 km2. El desarrollo de la frontera con el litoral es de 1.005 km para la Tierra del Fuego propiamente dicha y de 12.000 en el conjunto de islas. La frontera con Chile es de 250 km entre Cabo Espíritu Santo y el Canal Beagle.
3. Aspectos generales
La parte argentina de Tierra del Fuego está representada por un triángulo cuya base la forma el Canal Beagle, sobre el que cae la línea divisoria terrestre. El otro lado lo forma la línea del Atlántico. Constituyen la zona NE, relativamente llana, los campos más apropiados para la ganadería, de buenos pastos y suficientes aguadas. Es el sector donde se asentaron los grandes establecimientos rurales. También en este sector estaban los antiguos yacimientos auríferos y han sido perforados posteriormente por los pozos petrolíferos.
A medida que se avanza desde la bahía de San Sebastián hacia el sur, se tornan abundantes los ríos, lagos y lagunas, los accidentes de la costa, las cordilleras y cerros aislados. A la vez se tornan más tupidos los bosques. De los 50° 20 hacia el sur, las alturas son mayores. Entre la sierra Beauvoir y la de Alvear, se extiende por más de 80 km el lago Fagnano, contenido al este por los contrafuertes de las sierras Irigoyen y Lucio López. En los valles y vegas se explota el ganado lanar.
4. Síntesis orográfica.
De norte a sur la primera serranía que se halla en territorio argentino es la de San Sebastián, sobre la cual tiene su apoyo la bahía del mismo nombre, extendiéndose hacia el oeste la llanura que se ensancha en territorio chileno. Sobre la parte sur de esa bahía está el cordón de Carmen Silva, con elevaciones modestas, la mayor de 500 metros.
Es recién al acercarse al lago Fagnano cuando se encuentran las cordilleras mayores. Es el cordón al cual el padre De Agostini llamó José María Beauvoir, en homenaje al salesiano que inició las obras de la primera Misión de la Candelaria. Al sur del citado lago se encuentra la sierra Alvear, topónimo de De Agostini, dentro de la que hay cumbres de 1.400 mts (Alvear) y de 1.200 (Quintana). Más al sur, el valle Carbajal interrumpe la sucesión montañosa, surgiendo las sierras Valdivieso y Sorondo y la cordillera Martial.
La sierra Valdivieso nace en territorio chileno y posee en el territorio argentino su máxima altura: el cerro Vinciguerra (1.450 mts); la altura máxima de la cordillera Martial es el monte Olivia (1.382 mts), siguiéndole el Cinco Hermanos, Cerro Redondo y el Trapecio (1.024 mts). Continuando hacia el E, las alturas disminuyen y la sierra Sorondo termina en Harberton.
Al seguir hacia la península Mitre desde el lago Fagnano, se hallan por el N la sierra Irigoyen, con su altura máxima en el cerro Jeejepen (750 mts); por el centro la sierra Noguera, con su máxima altura en el Monte Cornú (1.380 mts) y por el S la Sierra Lucio López, que se prolonga por la costa hasta el estrecho de Le Maire.
Exploradores y deportistas han hecho varias ascensiones a los cerros fueguinos. La más memorable fue la del Monte Olivia, que culminó por primera vez el padre Alberto de Agostini el 1 de marzo de 1913. En esa fecha nació el andinismo en la Tierra del Fuego.
5. Síntesis hidrográfica.
Los arroyos Alfa y Beta, situados inmediatamente al S del cabo Espíritu Santo desembocan en el Atlántico, hallando origen en territorio chileno. Poco después hace lo propio el río Cullen, que se forma en la laguna del mismo nombre, la que se nutre a su vez de ríos y chorrillos nacidos en Chile.
El río San Martín, que corre al N de la sierra Carmen Silva, tiene igual origen que los anteriores, desembocando en la bahía de San Sebastián. El río Grande es el de mayor longitud; recorre 220 km con un caudal promedio de 60 m3 por segundo; nace en Chile y desemboca en el Atlántico. Sus principales afluentes de la margen izquierda son el río Moneta y el Munizaga; los principales de la margen derecha son el río Radman, el José Menéndez (de la Turba), el río de los Onas (Mac Lennan) y el río Candelaria.
A continuación del río Grande, siguiendo hacia el sur, desembocan en el Atlántico el río Fuego, el Ewan, éste último que desemboca al norte del cabo Santa Inés recibe el caudal de varios brazos por el norte, y del Chapel por el sur. Aparecen después el Ladrillero, el río San Pablo, el Irigoyen, el Noguera, el río Bueno y el Policarpo. Se han citado los principales cursos de agua, omitiéndose los de corto recorrido y escaso caudal.
Los distintos nombres que tuvo el río Grande.
Curiosamente el río Grande (el Oroski o Amyskn de los Selknam) no fue descubierto desde el mar. Fue ubicado recién en 1886 en la exploración de la zona que realizó por tierra Julio Popper, inicialmente titular de varias concesiones para la explotación de yacimientos de oro en la costa norte del estrecho de Magallanes.
Tras visitarlas, Popper viendo las reducidas existencias de oro como consecuencia de los estudios que realizó, proyectó extender su acción a la costa norte de la isla Grande, por lo que realizó un reconocimiento de la rivera. Es así como al final de su exploración, descubrió en diciembre de 1886 y aunque no lo cruzó, al río hoy conocido con el nombre de río Grande, al que denomina Juárez Celman en homenaje al hombre que hacía poco se había hecho cargo de la presidencia de la República.
Con muy escasa diferencia de tiempo, alcanza también el citado río, Ramón Lista, que encabezaba la primera exploración oficial argentina en la Tierra del Fuego, iniciada el 29 de noviembre de 1886 en la bahía de San Sebastián. Ubica al que después ha de llamarse río Grande y es el primero en cruzarlo. Lo designa con el nombre de Carlos Pellegrini, entonces vicepresidente de la República. A su regreso a Bs.As., tuvo públicamente con Popper una seria cuestión por la denominación del citado río y respecto a la paternidad de su descubrimiento.
El Instituto Geográfico Argentino, con poder de decisión al respecto, pone punto final al diferendo en 1891, dándole oficialmente el nombre de J. Popper, el que no se ha conservado, quedando en forma indiscutida el de río Grande.
Otra opinión en el mismo sentido se halla en el informe del Teniente de Navío Eduardo O Conor, que con el aviso Golondrina de la Marina Nacional, embarcación de escaso calado, realiza en 1892 estudios hidrográficos muy completos del curso del río Grande y en especial de su desembocadura. En tal oportunidad designa con el nombre del barco citado, al puerto que se forma en el río Grande, a unos 1.900 metros de su desembocadura en el Mar. Es decir, Puerto Golondrina.
Para finalizar, pasemos en limpio lo que nos deja la historia. Los anteriores nombres del río Grande fueron:
Oroski o Amynsk (dado por los Selknam)
Juárez Celman (dado por Julio Popper)
Carlos Pellegrini (dado por Ramón Lista)
Julio Popper (impuesto por el Inst. Geográfico Argentino)
Río Grande ( dado por Monseñor José Fagnano)
6. TOPONIMIA COSTERA DE LA ZONA NORTE
Imaginemos un recorrido por la zona costera norte de la Isla Grande. Observaremos, a medida que se avanza hacia el sur desde el cabo Espíritu Santo, estos accidentes geográficos e iremos viendo el origen del topónimo:
Cabo Espíritu Santo: El nombre deviene de la nave Sancti-Spíritu de la flota de Frey García Jofre de Loaysa, quien navegó con 7 embarcaciones por la boca del estrecho en enero de 1526. Ocupaba el mando de capitán Juan Sebastián Elcano, piloto mayor y guía de la escuadra. Los aborígenes denominaban a este cabo JOLWENOR.
Cabo Nombre: Viene de “Cabo del nombre de Jesús” que figura en la carta de Juan de la Cruz Cano y Olmedilla (1775) en relación a las observaciones de Sarmiento de Gamboa.
Península El Páramo: En alusión al erial desabrigado que lo conforma. Julio Popper lo bautizó así en 1886., lugar donde instaló el primer lavadero de arena en busca de oro aluvial.
Punta de Arenas: Los hermanos Bartolomé y Gonzalo Nodal fondearon en ese lugar el 19 de enero de 1619 poniéndoles ese nombre. Ignoraban que los Selknam lo llamaban TOLXKONSTON (gran pedregal).
Bahía San Sebastián: Se cree que los hermanos Bartolomé y Gonzalo Nodal le dieron este nombre. Dieron vuelta la isla, retornando por el Pacífico a cabo Vírgenes luego de 50 días de navegación. Confirmaron que Tierra del Fuego era una isla.
Cabo Domingo: De la carta de algún navegante inglés se desprendió el nombre de CABO SUNDAY, el que traducido queda como el actual, pero se desconoce el origen exacto del navegante que lo bautizó.
Cabo Peñas: Viene de CABO DE PEÑAS con que los hermanos Nodal en 1619 referenciaron el lugar poblado de enormes piedras que brotaban de la peligrosa restinga.
Ensenada de la Colonia: Nombre impuesto por Julio Popper al reparo que circunda al Cabo Peñas.
Punta María: Hace referencia a la esposa del fundador de la estancia Primera Argentina. Max Berlín menciona en sus mensuras de 1898 a este topónimo, el que surge como una necesidad del estanciero de identificar los accidentes geográficos de sus tierras.
Cabo Auricosta: Nombre actual del original AURICEL impuesto por Popper por la concesión de cateo de oro que explotaba.
Cabo Viamonte: Impuesto por Lucas Bridges, el apelativo “via monte” señalaba la ruta del bosque cercano.
Cabo Ewan: Adjudicado su nombre a J++. Popper en relación al río del mismo nombre, que en Selknam significa “mirador sobre el río”.
Cabo Ladrillero: Nombre impuesto por J. Popper (1890) en recuerdo del navegante Juan de Ladrillero, quien en 1558 navegó el estrecho viniendo desde el oeste.
Cabo San Pablo: Nombre impuesto en 1791 por Juan Josef de Elizalde y Ustáris por la festividad del día en que arribó al lugar.
Bahía y Caleta Policarpo: J.J. de Elizalde en 1791 entró con su bergantín “Carmen” en la bahía que así llamó por la festividad religiosa del día.
Caleta Falsa: o caleta Arredondo, nombre impuesto por J.J. de Elizalde durante su expedición de 1791.
Cabo San Vicente: Nombre impuesto por los Hermanos Nodal el 22 de enero de 1619 por ser el día del santo al momento de navegar ese lugar.
Cabo San Diego: Nombre impuesto por los hermanos Nodal en homenaje a Diego Ramírez.
Carlos M. Ratier – JUL / 2010