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SEMBLANZAS (XXXII): Fantasmas

“¿Todo tendrá que ver con todo? Estamos a punto de descubrir cómo se originó el Universo, y a su vez estamos por destruir esta parte del mismo. ¿Será para saber cómo empezar de nuevo?”. Especial por Jorge Amena para radiofueguina.com





SEMBLANZAS




Por Jorge Daniel AMENA (*)



FANTASMAS



“Boca Juniors, Boca Juniors. Gran campeón del balompié, que despierta en nuestros pechos; entusiasmo, amor y fe…”


Y yo cantaba.


La canción me la había enseñado mi viejo, y yo la cantaba, con un entusiasmo envidiable. Yo y otros tantos, Jé, balompié….


Claro, la traducción casi literal del término football.-


Y hoy, qué tristeza hermano, el entusiasmo (¿?), corran a aquellos!!!. A aquellos de la camiseta blanca, no!, A estos no, que son los nuestros…


También cantaba “Aurora” todas las mañanas, que eran TODAS LAS MAÑANAS, con las orejas que tenían la textura de las galletitas criollitas y con sabañones de la puta madre. Los pies azules y arremangados los dedos a la mitad, enfundados en los “Gomicuer”.


No existen más los sabañones ¿o si?


¿Formará parte de la reforma educativa?


Y si, feos eran, y picaban.


¿Todo tendrá que ver con todo?


Estamos a punto de descubrir cómo se originó el Universo, y a su vez estamos por destruir esta parte del mismo.


¿Será para saber como empezar de nuevo?


¿No nota usted que está siendo hora de tener miedo de todo?


Miedo a salir.


Miedo a quedarse en la casa.


Miedo a sacar el auto.


Miedo a no sacar el auto.


Miedo a los terremotos.


Miedo a los tsunamis.


Cuando niños nos enseñaban en la matiné que los enemigos, a los que había que tenerles miedo, eran los japoneses y uno iba a la tintorería como si lo mandaran a la guerra en las Filipinas.


¿Tiene boleta?


Remember Pearl Harbour, pensaba uno poniendo cara de John Wayne.


Después los Vietnamitas, y los Rusos que encima en los doblajes (en las películas) hablaban como el carajo… ¡Como no iban a ser malos!


Después, uno aprendió que una cosa es la inocencia y otra muy diferente la ignorancia.


Bueno, no todos.


Y llegó el tiempo donde los fantasmas dejaron de ser una preocupación.


Las sociedades cambiaron.


Las costumbres cambiaron.


Las apariencias no.


Salen los equipos a la cancha, y a uno le palpita al corazón como antes. Aunque cuando jueguen no vean la pelota ni cuadrada. Uno está en una tribuna lejana, no muy bulliciosa, pero si expectante.


El tiempo, y el billete de ingreso al estadio indican que uno pertenece a ese sitio. Donde aún las cosas huelen como uno lo recuerda.


Un sitio muy especial especialmente reservado para los que pasan sin ser vistos, a través de la gente.


Como los fantasmas.




(*) Escritor, Abogado Constitucionalista – ex Legislador provincial y Convencional Constituyente Nacional, colaborador permanente de la ONU para Asuntos de Africa.


(Se autoriza la reproducción, citando la fuente. Rogamos informar acerca de su publicación.)



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