Nadie le prestó atención a la discusión con la Iglesia, nadie le preguntó al pueblo fueguino si aceptaba presentarse como una provincia a la avanzada en cuestiones sumamente controvertidas y enfrentadas con la tradición social.
Ser gay es un derecho por reivindicar, pero para algunos es una moda a imponer. Entre los derechos humanos y el gran negocio, los intereses de oportunidad ocultan la necesidad de una discusión seria y progresista, aunque solidaria con los valores que también merecen respeto.
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