SEMBLANZAS
Por Jorge Daniel Amena (*)
Racismo para la cena
Que somos todos racistas. En mayor o menor medida, mas comedidos los unos, descomedidos los otros, pero en su gran mayoría una manga de racistas xenófobos de aquéllos. Sacando a uno (que es Europeo) son todos una mezcla abominable de indios irredentos, negros de exportación que venden pelotudeces (y que uno compra, por supuesto), y ya está.
Y existen variadas opciones para acomodarse en la categoría. Desde que el Homo Sapìens sentó sus reales y decidió que la mejor manera de lograr su cometido en la vida era exterminar todo lo que lo rodeaba, así empezamos y así seguimos, y así terminaremos.
A los exterminios tribales les siguieron las luchas por los territorios, primeros los cercanos , luego los lejanos, y ni que hablar de los vecinales, ¿que explicación puede darse respecto del acto de matar en forma singular, cuando las masacres en masa forman parte de nuestro diario devenir?
Pero para no irnos por las ramas (que estamos en las ramas) sincérese con usted mismo. Yo vivo aterrado, ¿usted no? Si, me da mucho miedo, y lo digo sin vergüenza alguna.
Que no salgas, que no dejes, que no pases, que cuidado con, que siga los siguientes procedimientos para estar seguro, a salvo de los demás y los demás de usted, porque no sabemos quien es usted en realidad ¿no es cierto? Cuidado con el ascensor, con la puerta de calle, con el portón, con las esquinas, con…Y sí a la hora de la cena.
Un señor de contextura importante ( gordo, Bah!) toma carrera y se incrusta contra la puerta y se rompe todo. Por el señor gordo y morochito NO HABÍA contemplado que esa puerta es a prueba de gordos morochitos. Joder ¡! Y uno como es un perfecto idiota a partir de ahí está convencido (porque lo está, y no se mienta) que ese señor no puede ser herrero, ni plomero ni nada, tiene que venir corriendo a estrellarse contra su puerta, ¡Ahora mismo! No puede el ladrón ser alguien que luzca como Brad Pitt con una ganzúa. ¡Que no!
Que esto en el siglo XVIII no pasaba. Preconciliares de misa de espaldas y en Latín, positivistas, al estilo de Lombroso (Leer por favor ¡!) Nariz aguileña, mentón prominente, orejas en asa…a la hoguera con él.
Definitivamente, el botox afecta el cerebro, en caso de que exista.
La condena endemoniada nocturna de “decidores de catástrofes” y amplificadores del terror, me remonta a la película “Miedo a salir de Noche”, actuada maravillosamente por José Sacristán, donde los propaladores postfranquistas sembraron el pánico, y el pánico en serio.
Entonces los españoles se convirtieron, aunque no lo crea, en uno de los países más xenófobos de Europa. Por los negros y los sudacas, ¿vio? Se está profundizando de tal suerte el abismo entre nosotros, que vamos a terminar entonces todos juntos allí mismo en las profundidades, todos enlodados en la imbecilidad de ser tan iguales en la forma de querer diferenciarnos.
(*) Escritor- Abogado Constitucionalista – ex Legislador provincial y Convencional Constituyente provincial, colaborador permanente de la ONU para Asuntos de Africa.
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