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Madelón contó los detalles del «milagro» del lobo platense

Gimnasia y Esgrima La Plata logró conservar la categoría y en esta hazaña mucho tuvo que ver el director técnico Leonardo Carol Madelón, quien llegó al «Lobo» platense en octubre de 2008. Habló con Télam y reveló los secretos de la campaña.

En una entrevista con Télam, Madelón expuso los fundamentos de su gestión «milagrosa», algo que tiene antecedentes porque hace dos años había llevado a Olimpo de Bahía Blanca de la B Nacional a la Primera División.< ?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />

“Desde el comienzo le dije a los jugadores que no íbamos a descender. Además de conceptos tácticos y mejoramiento técnico, lo principal fue el objetivo de cambiar la cabeza. La mayoría venía de varios golpes, derrotas feas, algunas por varios goles y mucha malaria», afirmó Madelón.

«El mérito mayor, como pasa siempre, fue de los jugadores. Un grupo de muchachos que destapó su hombría en todas las canchas. Hice hincapié en la hinchada y el Bosque, clave de la cruzada para salvarnos. Y se cumplió», añadió.

Madelón nació en Cafferata, el 25 de enero de 1963, un pueblo chacarero del sur de la provincia de Santa Fe.

«De chico ayudaba a mí papá. Trabajaba en el campo a caballo y hasta manejaba un tractor. El fútbol me trajo a Buenos Aires y tras una prueba en Independiente, quedé en San Lorenzo en 1980”, recordó.

El café «San Cayetano» en el corazón de Flores es «su lugar en el mundo» cuando no está concentrado o en su casa. Un sitio de amigos, casi «parroquianos», donde se advierte el afecto por Leonardo Carol Madelón.

«¿Lo de Carol? Por mí papá. Es Carol, pronunciación francesa, porque el origen de mis padres es Lyon, Francia» explica.

«Hice las inferiores en San Lorenzo, donde compartí muchos momentos con Fabián García, mí amigo y ayudante de campo; también con Walter Perazzo, Blas Giunta, Jorge Rinaldi, Rubén Darío Insúa y Angel Bernuncio, entre otros», revive.

«Gimnasia venía pagando un tributo al ‘casi’. Dos o tres frustraciones, donde el ‘casi’ campeón se había cruzado más de una vez. Algunos jugadores necesitaban un «golpe positivo» y tuvimos picos importantes», afirmó.

«En el Clausura le quitamos el invicto a Vélez, jugando a gran nivel; antes vencimos a Huracán en Parque Patricios, al final a Boca en La Bombonera, algo que no ocurría hace mucho tiempo y con River en el Monumental pudimos haberlo ganado. Los problemas fueron con rivales que se cerraron y ahí nos complicamos», describió.

Madelón vive en el barrio de Flores. Está casado con Gloria y es padre de tres hijos.

«El esfuerzo es consecuencia, también, de la necesidad. Volvieron varios de los grandes identificados con Gimnasia desde la época de Carlos Timoteo Griguol (Roberto Sosa, Sebastián Romero, Gastón Sessa, Mariano Messera, Diego Alonso, Esteban González) y le dimos un envión a los más jóvenes para su consolidación en primera», apuntó.

«Apenas llegamos ya nos hablaban de (Fabián) Rinaudo y enseguida lo hicimos titular en el Apertura. El zurdo Juan Cuevas, que tiene cosas de Messi, si uno recuerda el gol a Vélez, por ejemplo, fue otra promoción valiosa. El pibe Luciano Ahuel, una pegada de zurda de 30 metros, además del lateral Marcelo Cardozo», agregó.

Madelón hizo un paralelo de su debut en primera con San Lorenzo, en 1987, con este momento de Gimnasia, que mantuvo la categoría en forma milagrosa.

“Cuando llegué a Primera en San Lorenzo del ´87 nos bautizaron ‘los camboyanos’ porque éramos un grupo de muchachos que peleábamos el campeonato en medio del ‘bombardeo’. El club nos debía varios meses, ya no estaba la cancha y las dificultades de todo tipo trascendieron a la prensa. Todo sirve en la vida cuando se trata de aprender en un trabajo tan complicado como este», rememora.

“La experiencia se recoge desde los obstáculos. Por eso cuando faltaban cinco minutos y necesitábamos dos goles más contra Rafaela, mandé el mensaje: ‘ahora es el momento. Tengan la cabeza bien alta’, grité para el banco de suplentes donde varios estaban casi resignados. Sabía que si ocurría lo peor la cuestión era salir con la frente bien alta y mirando a nuestra gente», concluyó.