La cuestión central es el poder. Desde la Dirección de Formación Arbitral piden mayor participación en las designaciones. Pero el control lo mantiene, con mano de hierro, Jorge Romo, del Colegio de Árbitros, íntimo de Julio Grondona. “Y si vas en contra del sistema quedás afuera”, le dice a Crítica de la Argentina Jorge Ferro, ex secretario general de la Asociación Argentina de Árbitros, quien hace dos años debió irse luego de denunciar la falta de transparencia en las elecciones de los referís para cada partido.< ?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />
Miguel Scime, director de Formación Arbitral de la AFA (ex Escuela de Árbitros), se quejó de no tener voz ni voto. “El Colegio designa, yo no cocino, no estoy entre esas cuatro paredes. Necesitamos tener parte en todas las decisiones”, aseguró ayer al mediodía en el programa que conduce Mariano Closs en Radio La Red.
Scime reemplazó hace casi dos meses a Horacio Elizondo en el cargo. Y la polémica sigue siendo la misma que cuando estaba el árbitro de la final del Mundial 2006. “Creo que alguna vez tocó un pito en un carnaval”, dijo tiempo atrás Scime sobre Romo. Ahora, sin ser tan duro, insistió: “Es como si el Colegio de Abogados estuviera comandado por ingenieros químicos”. De todos modos, muy político, se encargó de salvar a Grondona.
“Tocar a Romo es tocar a Don Julio”, sostiene ante este diario una fuente cercana a Scime. “¿Qué más quieren los de la dirección esa de árbitros? Yo hace veinte meses que no estoy más, y esto se vino abajo. Grondona les dio todo. Conmigo eran cinco miembros, ahora son 32, y les dio Ezeiza. Elizondo se fue, huyó, no hay que hacer eso”, brama Abel Gnecco, ex director de la Escuela de Árbitros. “Y Romo no necesita ser ex árbitro para estar donde está, porque el Colegio está compuesto por dirigentes”, aclara.
“Querían el sorteo, tienen el sorteo, ¿de qué se quejan? Abel habló con todos, se peleó, defendió a los árbitros. A Elizondo le dieron todo y se fue. ¿Qué quieren ahora de la AFA?”, dice Gnecco en tercera persona. Y pide autocrítica de las distintas partes, incluso de los jugadores. “Tenemos grandes árbitros. Lo que pasa es que los han confundido, quieren hacerlos jugar como se juega en Europa”.
Hasta hace dos años, Ferro condujo las tres A con un claro enfrentamiento con la AFA. “Romo es el brazo ejecutor de Grondona, que lo puso hace más de quince años sin haber sido nunca árbitro. Por la Escuela pasaron (Juan Carlos) Lousteau, (Carlos) Coradina, Gnecco y Elizondo, pero Romo siempre ahí en el Colegio”, asegura. Y sostiene que, para salvarse, el arbitraje tiene que independizarse de la entidad que comanda Grondona. “¿Sabés quiénes deciden si se renuevan los contratos de los referís? Los dirigentes. ¿Qué independencia se puede tener entonces?”, se pregunta Ferro.
En 2005, el ex árbitro reveló que intentaron sobornarlo antes de un partido entre Belgrano y Almagro. “Me resulta extraño que nunca más se haya denunciado algo así”, ironiza el ex titular de AAA. Sobre las designaciones, asegura: “No meten a todos en el sorteo. Por ejemplo, la figura de árbitro internacional no tiene relevancia. Brazenas no lo es y dirigió el partido más importante”.
Lo del juez de la final más polémica es curioso. En los últimos ocho años dirigió cinco partidos decisivos, en los que se decretó el campeón. “Romo le debe tener confianza”, afirma Ferro. Y cuenta que Brazenas pertenecía a su sindicato, pero cuando aparecieron las denuncias contra el titular del Colegio, se pasó al SADRA, el gremio más cercano a Grondona.
“Esto que pasa es el resultado del mal manejo de años”, concluye Ferro. Y, como tantos, no tiene tantas esperanzas de que vaya a arreglarse en el corto plazo.
Fuente: Critica