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Estudiantes sacó “chapa” de campeón en Montevideo

Estudiantes de la Plata demostró anoche en el estadio Centenario que es un gran finalista de la Copa Libertadores de América y sacó «chapa» de campeón cuando pocos creían en el equipo por la ausencia de Juan Sebastián Verón, tras haber derrotado a Nacional por 2-1.

El equipo de Alejandro Sabella le ganó a Nacional con todo el estadio en contra, como un auténtico campeón, aunque después el resultado de la final de la Copa Libertadores le sea desfavorable.< ?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />

Por si hacía falta, el «Pincha» puso de manifiesto su prestigio, su jerarquía y su temple para participar de una competencia difícil y agotadora.

Estudiantes, que integró el grupo 5 del máximo torneo continental junto a Cruzeiro (Brasil), Deportivo Quito (Ecuador) y Universidad de Sucre (Bolivia), fue madurando como equipo en la misma medida en que fue dejando rivales en el camino.

Con Sabella de entrenador, el «Pincha» no pudo ser derrotado en nueve partidos consecutivos de la Copa, registrando siete triunfos y dos empates.

Hasta el cotejo de anoche, el conjunto de Sabella contabilizaba 14 goles a favor y ninguno en contra.

Además, este Estudiantes por momentos mostró aspectos de aquel equipo de Osvaldo Zubeldía, que alcanzó un primerísimo primer plano en el fútbol mundial a fines de las década del ’60.

El hecho de salir triunfador de un «templo» futbolístico casi invulnerable, como el Estadio Centenario de Montevideo, indica que se está ante un conjunto que es «cosa seria».

Con Verón como figura excluyente, el «Pincha» fue adoptando una «mística» capaz de superar dificultades y de contagiar a sus hinchas, como sucedió en el partido de ida ante Defensor Sporting, por los cuartos de final, cuando masivamente cruzaron el «charco» y lo hicieron sentir local en el Centenario.

Pero Estudiantes no es «Verón y 10 más», a pesar de lo que significa la «Brujita» como futbolista y compañero.

Anoche, sin Verón, el elenco platense tuvo un alto rendimiento y desde el principio al fin hizo los méritos suficientes para supera a un difícil Nacional, más allá de las falencias que tuvo el equipo uruguayo en un partido de tanta trascendencia y con todo el público de su lado.

Estudiantes tiene en Mariano Andújar a un arquero que por méritos propio se ganó la convocatoria de Diego Maradona para la Selección.

Por las bondades de su guardavallas y por lo hecho por una línea de fondo prácticamente inexpugnable (Marcos Angeleri, Christian Cellay, Leandro Desábato y Germán Ré fueron quienes jugaron la mayor cantidad de partidos en el torneo continental), la valla «albirroja» estuvo invicta durante 800 minutos.

El último gol a Andujar se lo había convertido el colombiano Léider Preciado, del Deportivo Quito, en Ecuador el 10 de marzo de 2009.

La lesión de Angeleri no fue un impedimento para que la defensa «albirroja» continuara rindiendo. Llegó el «Flaco» Schiavi y se adaptó de maravillas.

Anoche no jugó Christian Cellar y tanto Leandro Desábato (una de las columnas del equipo), Germán Ré y Juan Manuel Díaz, cumplieron más que satisfactoriamente.

En el medio, Enzo Pérez y Leandro Benítez (a veces resistido por los hinchas dada su manera un tanto parsimoniosa de jugar) se acoplaron de memoria con Verón, y junto al «Chapu» Braña, siempre dispuesto a recuperar cada pelota sin vacilar en correr cuantos metros fuesen necesarios y arrojarse a los pies de un rival, completan otro firme basamento del andamiaje.

Cuando faltó Pérez, Diego Galván lo reemplazó con ningún problema. Algo parecido sucedió con Matías Sánchez, a quien le tocó la difícil tarea de entrar por Verón.

Y el supuesto déficit ofensivo pasó a ser superávit en esta revancha frente a Nacional, dado que Mauro Boselli se reencontró por partida doble con el gol y la «Gata» Fernández volvió al nivel que tenia antes de lesión en Asunción, ante Libertad.

El bravo Estudiantes sigue de la Copa. Con firme actitud, temperamento y con un fútbol que no luce pero rinde.

Por eso, ahora más que nunca, Estudiantes debe alzar sus banderas y esperar con fe inquebrantable la final de la Copa Libertadores de América. Ya sea en Belo Horizonte o en Porto Alegre, el «Pincha» sabrá estar a la altura de las circunstancias y de su historia.

Carlos Oliveri, enviado especial Telam