El suizo Roger Federer (2do), el mejor tenista de todos los tiempos, entró hoy en la inmortalidad al superar al sueco Robin Soderling (25to) por 6-1, 7-6 (7-1) y 6-4 y ganar por primera vez el torneo abierto de tenis de Roland Garros, el segundo Grand Slam de la temporada.< ?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />
Federer necesitó 1 hora y 55 minutos para conquistar el 14to. título de un Grand Slam e igualar al estadounidense Pete Sampras.
Sin embargo, el suizo lo consiguió en su 40m. Grand Slam, mientras que Sampras lo había logrado en el 52do.
Además, Federer se sumó a la nómina de cinco hombres Fred Perry, Donald Budge, Rod Laver, Roy Emerson y André Agassi) y tres mujeres (Martina Navratilova, Chris Evert y Steffi Graf) que alzaron la copa una vez en los cuatro torneos más importantes (Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open).
Cuando con una derecha cruzada logró el punto de la victoria, el suizo se arrodilló, besó con su frente y sus manos la superficie de arcilla naranja, y al levantarse se pudo apreciar que le corrían lágrimas por la emoción de haber conseguido el único título que le faltaba a su brillante palmarés.
Allí, el público estalló en una estruendosa ovación, como una manera de testimoniarle todo el afecto que sienten por él, no solo como un excelso jugador sino también como alguien que se hizo querer en las 11 participaciones que tuvo en París.
Federer llegaba como favorito y ello lo ratificó en la cancha, dominando a un Soderling que entró muy nervioso y errático.
El comienzo no podía ser más auspicioso para Federer, quien ya en el primer game quebró al sueco y volvió a hacerlo en el cuarto para colocarse 4 a 0, ante un rival que aparecía nervioso, desconcentrado y errático con sus envíos.
Las malas condiciones del tiempo, la humedad y el fuerte viento que cruzaba la cancha perjudicaban a Soderling, quien está más acostumbrado a hacerlo con sol y sin viento, porque la pelota tiene mayor velocidad y favorece su juego.
En cambio, Federer se mostró muy sólido y efectivo, sobre todo con un primer servicio impecable. Fue así que en tan solo 23 minutos logró quedarse con el primer parcial por 6-1.
El segundo set fue muy equilibrado, ninguno logró quebrarse el saque. Con el marcador 2 a 1 para el suizo y con el servicio y ventaja de 15-0 para Soderling, el partido se tuvo que interrumpir durante 5 minutos, ya que entró en la cancha un personaje llamado Jimmy Jump, un conocido hincha catalán, quien logró burlar la seguridad.
El hombre portaba en sus manos una camiseta del Barcelona y con una gorra roja que intentó colocarle a Federer. El helvético se puso nervioso y solo atinó a agacharse. Luego, Jump, quien no es la primera vez que incurre en este tipo de actitudes, ya que también lo hizo en partidos de la Champions League, saltó la red, donde fue detenido por las fuerzas de seguridad.
Este incidente repercutió en Federer, quien se desconcentró y cometió algunos errores, pero el partido siguió palmo a palmo hasta que la definición llegó en el tie break, donde el número dos del mundo lo definió con categoría y potencia por un inapelable 7-1, ante un Soderling que cometió un par de errores no forzados.
En el tercer segmento, Federer rompió el servicio del sueco en el primer game, se colocó 2 a 0 y parecía que todo se iba a resolver fácil.
Al suizo le bastaba con mantener su servicio para quedarse con el triunfo y toda la gloria.
El desarrollo de este parcial le depararía un sobresalto a Federer, quien en el octavo game estuvo break point con su saque estuvo 30-40 abajo, pero lo resolvió con innegable calidad y jerarquía.
Después, Soderling se quedó con el suyo y luego cerró con un cruzado de derecha un partido que lo tuvo como dominador del principio al fin.
Luego de esa tensión y ansiedad contenida, llegó el momento por haber consumado romper el maleficio de tres finales perdidas y ganar Roland Garros, su asignatura pendiente y ser el nuevo rey del polvo de ladrillo.
La Copa de los Mosqueteros se la entregó Andre Agassi, el último en ganar los 4 Grand Slam en 1998. Tras escucharse el himno suizo, el helvético tomó el micrófono y dijo que «es un placer estar por primera vez arriba en el podio», agradeció a su entorno -llegaron 20 amigos para alentarlo en este día tan especial para él- y a su esposa Milka, quien espera un hijo.
Federer también tuvo palabras de reconocimiento para el público francés. «Ustedes me pusieron mucha presión sobre mis espaldas; les agradezco, me hicieron sentir muy bien y el título también es para ustedes», dijo.
Mientras que Soderling declaró: «Para mí, Roger, sos el mejor de la historia y te merecés este título. Hoy me diste una lección de tenis».
Durante, el desarrollo del segundo set y en la ceremonia de entrega de premios cayó una lluvia copiosa, pero los organizadores en ningún momento pensaron en suspender la final, ya que no sabían si la misma podía prolongarse muchas horas.
Roger Federer, de 27 años, con 59 títulos (9 en canchas de polvo de ladrillo) en su haber y una carrera notable, se ha erigido definitivamente hoy como el más grande tenista de todos los tiempos.
Cuando en 2009 perdió el número uno a manos del español Rafael Nadal, parecía que se cerraba un brillante ciclo, pero no se entregó.
Siguió luchando, logró volver a los primeros planos, al imponerse a Nadal, en la final del Master Series de Madrid, y hoy consumó algo que parecía que no iba conseguir nunca: ganar Roland Garros.
Ahora, el próximo objetivo del suizo está muy cerca y es recuperar el título en Wimbledon, que ya lo tuvo cinco veces como campeón y de ser el más ganador (15) de torneos de Grand Slam.
Fuente: Hernán Campaniello – Telam