River salió a jugar en el estadio Monumental sabiendo que una victoria lo dejaría cerca de Vélez, único puntero del torneo Clausura, y también teniendo en cuenta que el próximo rival por el certamen local es nada menos que Boca.< ?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />
Todo esto perjudicó en el arranque del partido a los jugadores locales y fue aprovechado por los hombres de Gimnasia y Esgrima La Plata, que manejando la pelota provocaron que River sea un manojo de nervios.
Y lo que sucedía dentro del campo de juego se trasladó a las tribunas, porque los hinchas comenzaron a hostigar a sus propios futbolistas, algo que resultó más perjudicial para el equipo de Núñez.
Entonces, cada vez que Gimnasia cruzaba la mitad de cancha daba la sensación que podía convertir, por lo endeble de la defensa local y por la efectividad que mostraba el conjunto platense.
“El domingo, cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar”, cantaban los hinchas de River, olvidándose que primero debían vencer a Gimnasia.
De a poco los dirigidos por Leonardo Madelón se hicieron dueños de partido, generando situaciones de gol y complicando mucho a Daniel Vega, el arquero elegido por Néstor Gorosito para el partido de hoy y para el superclásico del domingo que viene.
River jugó tan mal el primer tiempo que recién llegando a la media hora de juego tuvo un remate franco al arco y fue a través de Cristian Villagra, un lateral, algo que muestra como es este presente futbolístico del conjunto “millonario”.
Por eso, a nadie en el estadio Monumental le sorprendió que Gimnasia pasara a estar en ventaja, luego de que Sosa, el autor del gol, le ganara primero a Gustavo Cabral con su cabeza y luego con los pies, dejando tirado al zaguero dentro del área, para después definir con gran categoría contra un palo.
Si River estaba nervioso con el 0-0, con la desventaja se acrecentaron aún más sus problemas, al punto que en los diez minutos finales de la etapa inicial no generó una sola chance para empatar.
El final del primer tiempo se produjo bajo una catarata de insultos y silbidos para los jugadores de River, en medio de un nerviosismo general.
Pero en el segundo tiempo todo cambió. Porque River tuvo otra actitud, comenzó a jugar pensando en Gimnasia y no en Boca y pese a no jugar bien tuvo otra presencia en la cancha.
Gracias a eso pudo empatar y luego pasar al frente en el marcador: igualó con una aparición del juvenil Mauro Díaz, quien aprovechó un rebote que dejó Gastón Sessa luego de un remate de Falcao y minutos después Barrado, de primera, mandó al fondo de la red un buen centro de Villagra.
Sin embargo a este River todo le cuesta mucho, porque un minuto después de ponerse en ventaja Paulo Ferrari le cometió un penal a Juan Cuevas y el delantero de Gimnasia desde los doce pasos estableció una nueva paridad.
Con el 2-2 River volvió a parecerse al del primer tiempo, siendo superado por Gimnasia, que no se fue del estadio Monumental con los tres puntos por su impericia a la hora de definir y porque Vega salvó al equipo de Núñez en dos oportunidades.
En los minutos finales el arquero de River, a la postre la figura de la cancha, salvó al equipo pero igual el conjunto “millonario” tuvo sus chances para ganar, provocando que el final sea electrizante.
La igualdad dejó mal a los dos, porque River necesitaba ganar para acercarse al puntero Vélez, y a Gimnasia, que antes del partido hubiera firmado el empate pero por cómo se dio el juego se quedó con bronca debido a que mereció llevarse los tres puntos de estadio Monumental.