Los tiempos electorales suelen ser pródigos en discursos livianos, faltos de propuestas y plagados de denuestos en todos los sentidos, pero usando como blanco favorito al gobierno de turno.
La crisis y los ruegos de una sociedad que espera soluciones más que batallas políticas impone la necesidad de reflexionar sobre el pasado, asumir los errores y ofrecer proyectos superadores, porque la crítica impiadosa y destructiva es uno de los tantos motivos por los cuales hemos caído hasta donde estamos.
Es el rol de la prensa advertir sobre estos reclamos colectivos y no mostrarse obsecuente ante políticos, funcionarios y candidatos.
Aunque no todos lo entiendan de este modo.
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