«Pienso que desde la salida he ganado al menos dos kilos», afirma Jacques-Henry Couette, quien aparentemente ha sido bien tratado por la tripulación italiana, con la cual embarcó en El Havre sobre el Grand Benelux, el pasado primero de diciembre. El objetivo: atravesar el Atlántico durante tres semanas, hasta llegar a Zárate, ubicada a una centena de kilómetros de Buenos Aires. Al terminar las verificaciones técnicas y administrativas, en total 820 vehículos (incluidos los de la organización y los de prensa) fueron absorbidos por la inmensidad de ese cargo. En este primer crucero de largo recorrido, los equipos del Dakar le dieron a Jacques-Henry la misión de cuidar con esmero del valioso cargamento durante este recorrido un poco particular.< ?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />
Los primeros días en el mar han sido, por ahora, los más difíciles de abordar para este joven marinero, quien tuvo que enfrentar la marejada del Golfo de Gascuña. « Durante cuatro días, hubo al menos cuatro personas que vigilaban constantemente las correas de los vehículos, en la gran cala. El balanceo del barco era verdaderamente muy fuerte y nos obligó a organizar una atención precisa ». Una vez pasado este aprendizaje forzoso, que estuvo acompañado por un mareo constante, el diario vivir de nuestro vigilante del inmenso parqueadero flotante, se ha vuelto más calmado. « Desde entonces, el mar está muy bien, y en la mañana sólo damos una vuelta completa por la cala . El único problema que hemos encontrado es que los neumáticos de los camiones se desinflan, y hemos tenido que ponerles cuñas y nuevas correas para que no se salgan las llantas.”
Después de unos diez días de navegación, el Grand Benelux se encontraba a medio camino y acababa de pasar el ecuador. El cargo puede alcanzar una velocidad promedio de 17 nudos, a pesar de ello, el final del viaje aún está lejos para Jacques-Henry, quien se encargará durante el rally de los baúles de las motos : «Pienso emplear el tiempo que tengo para aprender el español. Para lograrlo tengo conmigo el método Assimil. Por lo demás, estoy un poco aburrido de recorrer el pontón. Paradójicamente, en medio de tanta inmensidad, ¡hace falta el espacio ! Me he dicho que, apenas llegue, lo primero que haré será ir a correr. Y después, me sentaré en una buena terraza y beberé una buena cerveza.” Entre tanto, sus colegas habrán tomado el relevo para descargar el barco.
Fuente: Prensa A.S.O