En una hora y veintinueve minutos de juego, el tandilense despachó al máximo favorito y noveno jugador del ranking actual, con lo que acumuló su decimocuarta victoria consecutiva en el circuito.< ?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />
Del Potro, ubicado en el puesto 24 del escalafón (el mejor registro en lo que va de su carrera), inició una serie de triunfos sucesivos que le reportaron su primeros tres títulos: Stuttgart y Kitzbhuel, jugados sobre polvo de ladrillo, y Los Angeles, en cemento.
La última derrota sufrida por el argentino ocurrió en junio pasado cuando el suizo Stanislas Wawrinka lo eliminó en la segunda ronda de Wimbledon.
Desde el martes próximo, el argentino, que el 23 de septiembre cumplirá 20 años, buscará prolongar su momento ganador en el Abierto de Washington, también celebrado sobre canchas duras con 508 mil dólares en premios.
Su rival de la primera rueda en la capital estadounidense será el local Jesse Levine (20 años y 105to. del ranking), que fue invitado por la organización.
Con el Abierto de los Estados Unidos (comienza el próximo lunes 25) entre las cejas, Del Potro desplegó un rendimiento sin fisuras que lo ubicará desde mañana entre los 20 mejores del mundo.
El tandilense dio una clase de tenis ante Roddick durante el primer set, que ganó con una claridad impensada por la jerarquía de su rival.
En apenas 13 minutos, el argentino quebró dos veces el servicio de Roddick (su principal arma de juego) y mantuvo el suyo, con lo que tomó una distancia irreversible de 4-0.
La superioridad demostrada en el principio de la final generó una crisis de nervios en el jugador local, que derivó en la destrucción de una de sus raquetas.
En ese pasaje, Del Potro ganó la totalidad de los puntos con su primer servicio y el 75 por ciento de los jugadores con su segundo saque ante un adversario que no superó el 50 por ciento en ese rubro.
Roddick consiguió estabilizarse emocionalmente para el segundo set y el juego se emparejó pero las molestias en su espalda acusadas en la manga inicial y la derecha contundente del argentino fueron factores determinantes para el desenlace final.
«Sé que Andy no estuvo en su plenitud y también que yo pude jugar increíble. Es un momento de mucha felicidad», dijo el flamante campeón.
«En Argentina se espera mucho de mí como jugador, siento esa presión desde que empecé a jugar. Si logro mantener este nivel durante el próximo tiempo llegaré a ser un buen tenista en el futuro», concluyó con humildad.