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Los dueños de la conflictuada Estación Terminal de Río Grande acudieron una vez más al Concejo Deliberante para exponer su preocupación por el giro deficitario que atraviesa el complejo.
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El Ejecutivo pretendió forzar una ganancia extraordinaria prohibiendo a las empresas que hacen el recorrido Río Grande-Ushuaia la prestación del servicio puerta a puerta, pero el intento fue abortado rápidamente por el Concejo, luego del repudio generalizado expresado por las transportistas y la comunidad en general.
Este viernes, los concejales escucharon a los empresarios, aunque les pusieron el acento en los defectos de la contratación original y les advirtieron que “una Terminal no tiene por qué garantizar rédito monetario, por cuanto es un servicio público”. Los ediles reprocharon también por la falta de espacio para comodidad de los pasajeros y sugirieron extremar la explotación del restaurant anexo y otras instalaciones para asegurar el rédito buscado.