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El matrimonio Kirchner todavía no pudo digerir la doble derrota. Eso está muy claro. Ni Néstor ni Cristina pudieron procesar la paliza que sufrieron con la movilización del campo en la calle, un lugar en donde el peronismo siempre juega de local y nunca había perdido una batalla. Tampoco superaron la bronca por el daño político que les hizo el vicepresidente Cobos aquella madrugada en que hizo famoso su voto no positivo. Por si faltaba confirmar que el rencor y el enojo a los Kirchner no se pasa rápido ayer la presidenta no permitió que ninguna cámara fotográfica registrara ese encuentro reservado, sobrio, serio y sin adjetivaciones.
Como dicen en el barrio: Cristina no quiere ver a Cobos ni en fotos. Aceptó la formalidad del encuentro para no soportar la presión de la opinión publica que no podía comprender un infantilismo revanchista tan grande como para que el vicepresidente de < ?xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags" />
De todas maneras es mejor que se haya producido el encuentro por mas formal y distante que haya sido. Hubiera sido mas grave si no lo hubiese recibido. Por respeto a las instituciones como bien dijo Sergio Massa que – pobre – cometió un furcio de antología. Habló de la reunión entre el presidente y la vicepresidenta. Repito: entre el presidente y la vicepresidenta…Se hizo un terrible y eterno silencio hasta que el verborrágico Massa borró su sonrisa de un plumazo y aclaró los tantos.
Muchos pensaron que tal vez el acto fallido expresó su verdadero pensamiento de que el presidente sigue siendo Néstor y que Cristina es la vicepresidenta. Pero como después hubo una típica conferencia de prensa ka donde no hay preguntas nadie se lo pudo consultar… El blindaje negador de los Kirchner los sigue empujando a agravar los problemas que de por sí ya son graves. Se lo digo de otra manera. Si una presidenta como Cristina ordena con firmeza algo a sus subalternos está ejerciendo un acto de autoridad. Con la absoluta legitimidad que le da su investidura. Si en cambio esa orden es una imposición con maltrato y que amenaza con un castigo posterior al que no la cumpla, eso se llama autoritarismo.
El matrimonio presidencial suele caer con frecuencia en ese error. Pero lo que está ocurriendo ahora es mucho peor. Porque el ninguneo y la altanería ahora parten desde una posición de extrema debilidad. Están heridos políticamente, casi contra las cuerdas y sin embargo siguen levantando el dedito acusador. Eso se llama patetismo. Es una caricatura triste que queda pedaleando en el aire. Es puro gesto vació de contenido y sin consecuencias.
Le doy un ejemplo: Cristina no se quiso sacar ni siquiera una foto con quien hoy es el político con mayor imagen positiva de
Para ellos la bronca continúa. Cobos sigue siendo un traidor con el que no tienen más remedio que convivir. Y lo van a seguir sometiendo a todo tipo de castigos. No se dan cuenta que los gritos y las cachetadas de un gobierno en crisis cada vez duelen menos y cada vez se les vuelven más en contra.
Por Alfredo Leuco
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