Siempre se dijo que el automovilismo argentino era una isla porque se mantenía ajeno a las crisis del país. Un ejemplo fue en 2001 cuando en pleno “corralito” todo siguió como si nada hubiese pasado, aunque con las lógicas consecuencias de tamaño problema económico. Hoy la isla fue victima de un tsunami, porque los piquetes en las rutas y el desabastecimiento de combustible están perjudicando al normal desarrollo de la disciplina.
La luz de alerta se encendió hace varias semanas cuando la crisis del campo, una de las industrias que más invierten en el automovilismo, motivó la suspensión de varios torneos zonales. Las categorías “grandes” trataron de abstraerse de esa situación, más allá de que algún piloto vio disminuido su presupuesto ante el retiro del apoyo de aquellas empresas vinculadas con el agro.
Cuando el descontento por la situación comenzó a trasladarse a las rutas, la cosa cambió. En un primer momento los piquetes fueron causantes de demoras en los extensos viajes que hacen los equipos en su recorrida por el país –sea cual sea la categoría-, hasta que la semana pasada hizo peligrar la realización de la competencia de TC2000 en San Juan.
La precaución que tuvieron varios escuadras para viajar antes al circuito cuyano, más la rápida reacción de la categoría y de sus proveedores (gomas, combustible, televisión, etc) permitió disputar la competencia. Sólo cuatro -tres del Turismo Competición y una de la FR 1.6- no pudieron llegar a destino.
Con el agro y el gobierno tratando de llegar a un acuerdo, los transportistas de cereales decidieron hacer su protesta y una vez más el automovilismo no estuvo ajeno a esta problemática.
El Turismo Nacional, como tiene habilitado cada circuito donde corre desde el lunes previo a la competencia, sacó ventaja. Varios de sus equipos ya estaban en Alta Gracia cuando la crisis se agudizó. Incluso la categoría tuvo el reparo de asegurarse 5.000 litros de combustible antes de que el desabastecimiento fuese otra consecuencia de esta crítica situación interna.
Al Top Race le tocó la peor parte. Los equipos que el martes emprendieron viaje rumbo a Río Cuarto quedaron varados en los piquetes de Pergamino, Colón o La Carlota. En una atinada decisión se les informó a las escuderías que aún no habían salido de sus sedes, que no lo hicieran. Mientras que a aquellas que ya estaban en camino se les pidió que se detuvieran con la esperanza de una pronta solución al conflicto.
Con el fin de semana en marcha, el TN decidió seguir con su fecha como si nada estuviese pasando; mientras que el Top Race optó por cancelarla.
¿Y que pasará en los próximos días? Que no extrañe que haya un paréntesis en la actividad hasta que esto no se solucione o que se tomen medidas de urgencia. Es verdad que sin competencias esta “industria sin chimeneas” (pido prestado una definición de Oscar Aventin) pierde mucho dinero. ¿Pero cuánto más importante es una carrera de autos cuando el futuro de un país está en juego.
Fuente: Inforace