Robert Kubica mide 1,84 metros y eso le convierte en uno de los pilotos más altos de la parrilla. Con esa corpulencia, era lógico que tuviera una desventaja respecto a su menudo compañero de equipo, Nick Heidfeld, que apenas supera los 65 kilos. Sin embargo, el talentoso piloto polaco, que ganó las World Series españolas a la primera, ha trabajado muy duro esta pretemporada junto a sus ingenieros. Para igualar las prestaciones de su coche a las de Heidfeld, los técnicos de la escudería BMW le pidieron que adelgazara. Necesitaban que bajara siete kilos en las siete semanas previas al inicio del Mundial de Fórmula 1 y así lo hizo. Ha bajado de los 78 kilos que pesaba a los 71 actuales.
Con la petición se trataba de poder quitar ese peso de la zona central, donde el piloto se sienta, para colocarlo con un lastre en la parte delantera del monoplaza. Como en el coche de su compañero alemán. El truco fue simplemente comer muchísimo menos de lo habitual, según explica su mánager. Pronto se vio el resultado y en Australia estuvo a punto de alcanzar la pole. Algo que sí pudo culminar en Bahrain el pasado sábado.
Reparto de pesos.
Todo esto no quiere decir que un potente monoplaza sea como una moto de 250cc, en la que obtiene ventaja un piloto menos corpulento. El ejemplo no vale con una 125cc porque en esa categoría el reglamento establece un peso mínimo entre moto y piloto. Y lo mismo pasa en la Fórmula 1, donde el peso que autoriza el reglamento de 605 kilos incluye al conductor. Pero se va tan al límite y el reparto de pesos se ha hecho tan decisivo, que poder poner esos siete kilos en el sitio adecuado puede permitir mejorar el rendimiento aerodinámico del coche, incrementar su adherencia y, gracias a la mayor facilidad de conducción, darle hasta una décima por vuelta. Justo lo que perdía con Nick por su corpulencia.
El domingo Kubica no pudo salir veloz porque su embrague perdía aceite y no funcionó bien. «Salí como un coche automático», contaba después de la carrera. Algo que también le sucedió a Heidfeld en uno de los repostajes. El coche de moda, el F1.08, es endiabladamente rápido en las zonas viradas. Es el que más carga aerodinámica genera, pero su exceso de pequeños alerones le perjudica en las rectas. De hecho, la primera mejora que esperan en Barcelona está enfocada a darle más velocidad punta. En Sakhir, Kimi le pasó después de que el polaco se saliera por el aceite de la curva cinco. Kubica intentó devolvérselo en la recta de meta y se puso en paralelo, pero con 12 km/h menos le fue imposible hacer nada. En la escudería alemana esperan que ese agarre en curva, unida a su excelente tracción, les permita aspirar a la victoria en las calles de Mónaco.
Fuente: As